''Matan al perro golpeándole en la cabeza y luego le cortan la garganta, después separan la carne y la piel'', así relata Yong Doi, de la protectora de animales Watch Dog Thailand, el método con el que se ejecutan a cientos de perros cada día en su país para exportar sus pieles o directamente comérselos. El negocio del tráfico de perros en Tailandia funciona desde hace décadas. Las redes que se dedican a ello, cogen normalmente perros callejeros y los llevan a las ciudades del noroeste, donde hay menos presión policial y un gran número de inmigrantes vietnamitas o laosianos, acostumbrados culturalmente a comer perro y utilizar sus pieles. El contrabando de perros – y todas las actividades que derivan de ello – es ilegal en Tailandia, pero existen raíces culturales potentes sobre la utilización de carne de perro en la cocina y para elaborar ropajes, y la policía hace la vista gorda sobre todo en las provincias norteñas donde los inmigrantes vietnamitas o laosiano...
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