Como Bélgica conquistó el Congo, lo desangró ( y encima quería hacerlo pasar por una acción altruista y caritativa)
Chomsky
decía que muchos estados, desde el Imperio romano, se vestían con
una aura de benevolencia y altruismo cuando querían conquistar otro
país para camuflar sus salvajadas y encima quedar bien. El académico
estadounidense apuntaba, muy sagazmente, que la mayoría de estados
invasores, llevan repitiendo casi dos milenios las mismas historias:
qué si van a llevar al progreso al país conquistado, liberarlo de
sus opresores, llevar la civilización etc.. etc.. Ese fue,
también, el caso del estado que llevó a cabo uno de los crímenes
más sanguinarios que la humanidad ha conocido: hablo del genocidio
del Congo; de los entre 5 y 10 millones de personas que se calcula
murieron a manos de los belgas durante la 'estancia' de este país
europeo en las verdes laderas centroafricanas que abrigan al rio
Congo, que le dio el nombre al país.
El dominio belga del Congo fue una de los actos más oscuros de la humanidad.
A
mediados del siglo XIX,
Leopoldo II, rey de Bélgica, mandó emisarios por todo el mundo
para comprar o hacerse tierras que le dieran dinerito y le
permitieran formar una colonia como las que tenían la mayoría de
monarcas europeos. Uno de estos ávidos investigadores, era el
célebre
Morton Stanley,tipo sanguinario donde los haya, que no dudaba en
fusilar a las tribus que entorpecían su avance por las selvas de
todo el mundo. Stanley convenció la monarca belga para que le
financiase su expedición a las fuentes del Río Congo, que nadie
había encontrado hasta el momento. Él a cambio, y por un montón de
pasta además, convencería a los jefes de las tribus centroafricanas
que vivían en las estribaciones del río, que firmaran los contratos
en los que cedían sus territorios y su mano de obra al país Belga.
Suena difícil – y lo es–, pero Stanley, mediante regalitos y
engaños, consiguió que muchos patriarcas de las tribus, que vivían
en la zona, firmaran contratos que no entendían, pero que acabarían
totalmente con la vida tal y como la habían conocido. Como
resultado de ese engaño, Leopoldo II consiguió hacerse con grandes
extensiones de tierra, que le dieron la oportunidad de crearse su
propio estado-empresa, y lo llamó, irónicamente, Estado Libre del
Congo.
La fama, bien merecida, de crueldad acompaño a Stanley durante toda su carrera de explorador en África.
No
contento con ganar un país con un timo de manual, Leopoldo II, quiso
tirarse el rollo por los barrocos salones de la europa del diecinueve
y presentar su futuro proyecto de país, como un acto caritativo, una
iniciativa altruista para llevar el desarrollo, el libre comercio y
la cristiandad a los habitantes de África. Nada más lejos de la
realidad. Empezó por enviar a un ejército privado, la llamada
Fuerza Pública, para que hiciese valer los engañosos contratos que
ignorantemente habían firmado los líderes tribales. Allí, se
desató la locura: los indígenas, sorprendidos y perplejos, no
querían ceder sus tierras, ni su mano de obra, a esos blanquitos que
habían venido con regalos, pero que ahora volvían armados hasta los
dientes.
Dos blanquitos, llevados a volandas por trabajadores congoleños.
Leopoldo
II, no lo dudo, y puso en marcha una campaña de asesinatos,
torturas, matanzas, violaciones, y demás que galvanizaron toda la
resistencia de los nativos. En el río Congo, como escenario
vertebral de la acción, que más tarde retrataría Joseph Conrad en
El
corazón de las Tinieblas, se establecieron estaciones alrededor
del río, en la que los nativos eran forzados a trabajar, en la
recogida del látex – que se había vuelto muy popular para hacer
caucho para las ruedas de los coches–, y en empresas como el
tendido de redes ferroviales y lo obtención de marfil.
Si
los habitantes de las tierras que había comprado Leopoldo II, se
negaban a hacer lo que el quería, su ejercito privado, llevaba a
cabo tremendas masacres .A quienes desertaban les cortaban los labios. La amputación de extremidades o la
decapitación eran practicas habituales para 'castigar' a aquellos
que se negaban a trabajar en el demente plan que le llevo a ser uno
de los hombres más ricos del mundo.
Cuando
llegaban a las aldeas los representantes de las empresas para
reclutar trabajadores para el caucho, muchos huían y se escondían
en la selva. Para evitar quedarse sin mano de obra, idearon las
llamadas "Maison
d´Otages",
que significa Casa de rehenes en francés, donde se llevaba a las
mujeres y niños de los poblados y las mantenían secuestradas hasta
que los trabajadores cumplían su cuota. La avidez era la regla. Los
encargados de las estaciones donde se pesaba el caucho, solían
trucar las balanzas para sacarse también su pellizco y los nativos
vivían en un estado perpetuo de esclavitud. Paradójicamente, los
trabajadores tenían que cobrar un sueldo que nunca veían, ya que a
éste, le restaban el alquiler de las herramientas que los
recolectores utilizaban durante sus trabajos forzados.
El comercio de marfil hizo increíblemente rico al rey Leopoldo II.
Durante dos décadas(1884-1904), este sistema convirtió a Leopoldo
II en uno de los hombres más ricos del planeta. El estaba detrás de
casi todas las empresas que explotaban al recién creado país, que
más que un estado era una gran fábrica de látex y marfil, perdida
en las entrañas de un continente olvidado. Pero todo acaba tarde o
temprano, saliendo a la luz – o eso nos gustaría creer – y la
voz de sus fechorías y las de su ejército privado, se fue corriendo
gracias a la obra de escritores como Joseph Conrad o Mark Twain, o
diplomáticos como Roger Casament, cuya vida a retratado Vargas Llosa
en su novela El Sueño del Celta,
y que denunciaron y rescataron del olvido a estas inocentes víctimas
del colonialismo europeo.
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Estimado blogger,
ResponderEliminarBuens s. Soy Natalia, Responsable de Comunicación de Paperblog. Quisiera disculparme por dejarte un comentario en el blog, pero no he encontrado otra manera de contactarte. Tras haberlo descubierto, me pongo en contacto contigo para invitarte a conocer el proyecto Paperblog, http://es.paperblog.com, un nuevo servicio de periodismo ciudadano. Paperblog es una plataforma digital que, a modo de revista de blogs, da a conocer los mejores artículos de los blogs inscritos.
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Recibe un cordial y afectuoso saludo,
Natalia