El
mundo se va al garete; es una verdad tan tangible como el deshielo de
los polos, la muerte de los corales. O la subida al poder de extraños
personajes con tupés postizos e inspiraciones goebbelianas. No es un
farol surgido de emanciones cannabicas: hay más dióxido de carbono hoy
en la atmósfera que en cualquier punto de los últimos 800.000 años.
Pero hay quien se niega a dejarlo morir. Se trata de una gran
revolución impulsada por gente corriente; ecoinventores rebeldes que, al
borde del sistema, han sobresalido con hallazagos capaces de cambiar el
signo del mundo en el que vivimos.
Hallazgos tales como las lámparas que funcionan a base de gotas de sangre, jardines robóticos, impresoras de comida o carne de laboratorio forman parte del escuadrón de gagdgets que nos podría traer un futuro sostenible. La mayoría son inventos de gente de a pie, que basan su grandeza en su eficiencia y bajos costes; y que precisamente por ello, parecen flotar en un extraño limbo fuera de los circuitos de las grandes firmas. Son la firma de aquellos que no se resisten a ver como el mundo se encamina a su destrucción y nos regalan su pedazo de genio.
La impresora de comida
Una impresora 3D desarrollada en la
Universidad de Cornwell podría acabar con el hambre a golpe de toner
gastronómico. Se llama Fabapp y será el primer artilugio, de una larga lista,
en prepararnos las comida vía software. Sus desarrolladores han conseguido “imprimir”
chocolates, pasteles y galletas. Y aseguran que abrirá una nueva dimensión en
el mundo culinario: “podremos reinventar la textura, composición o sabor de
nuestros platos favoritos”.
En el futuro, cocinar será tan simple como apretar un "Click" y esperar a que se imprima el papeo.
Lámparas de sangre
Cada vez que encendemos el contacto de la electricidad
estamos una cantidad ingente de Co2, aunque para nosotros sea algo tan
rutinario que no le demos mente. Imagínate que no fuera así. Qué por cada
quilovatio de energía hubiera un costo para el individuo que la utiliza. Eso es
lo que propone (simbólicamente) la blood
lamp; un dispositivo lumínico que se enciende con la sangre del usuario. Lo
hace gracias a un compuesto químico, el Luminol, que cuando se combina con la
sangre tiene efectos luminiscentes. Ambos crean una singular fuente de luz.
La ‘cabra blanca’
que recicla papel
Este increíble armatoste (con un tamaño nada
despreciable) es capaz de convertir papel utilizado de oficina en papel de
baño. Lo hace en unos pocos segundos, convirtiendo los residuos resultantes en
ordenaditos rollitos de papel higiénico. Su nombre “cabra blanca” parece
derivar de alguna confusa novela de ciencia ficción vietnamita (pues de allí es
la empresa que la manufactura). Aunque, su función es muy interesante: puede
ahorrar hasta el equivalente a 60 cedros en papel reciclado con su uso.
En una surrealista utopia coreana, las cabras salvan al mundo reciclando papel en este mastodonte.
El pequeño príncipe
No sería una mala idea hacerse con una o dos
capsulas ‘hibernadero’ ante una inminente huida al planeta rojo. Este pequeño
vivero galáctico toma el nombre de la obra capital del francés Saint-Expery, El Principito. Se trata de un robot autónomo
con capacidad para cobijar una planta o más, monitorizando el desarrollo de su
vida. Y transmitiendo esas preciosas señales a otros ordenadores; desde donde
se podrán modular las características del cultivo.
El 'Pequeño Principe' de Electro lux está diseñado para criar verduras en Marte.
El 'Pequeño Principe' de Electro lux está diseñado para criar verduras en Marte.
Carne de
laboratorio
Los días en los que teníamos que cazar
animales para obtener carne podrían haber llegado a su ´fin. Llega la hora del
filete artificial. El cultivo de carne sintética es ya una realidad; en 2013 se
cocinó la primera hamburguesa ‘in vitro’. Hay quien la llegó a bautizar con el
nombre de “Frankenburguer”. Una porción
de carne obtenida a través del cultivo de células madre. Que al desarrollarse
en laboratorio, comienza a desarrollar la estructura fibrilar y muscular de la
carne.
El paraguas
ecológico
No todos los inventos tienen que derivar de
una macroinversión en tecnología punta. El paragüero cisterna es una buena
muestra de ello. Fácil, sencillo y barato (que no practico), permite a sus
usuarios recoger el agua de la lluvia. Lo hace, a través de su estructura: el ‘chasis’
de un paraguas puesto al revés. Que almacena el agua hasta llenar un depósito
portátil. Eso sí, vamos avisando: parece
diseñado para las primeras huestes de un mundo desértico con telón de fondo
sesentero asiático. La auténtica proeza sería conseguir salir tranquilo a la
calle con él.
No seas inocente y lánzate a la compra de tu paraguas atrapatormentas.
Plastico a base de cascaras de platano
Un jóven turco de 16 años, Elif Beligin, desarrolló hace escasos años una idea rompedora: un proceso químico que transforma las pieles de plátano en un resistente bioplástico. ¿Quién no cambiaría el 1.000.000 de bolsas de su despensa que hay en la despensa por otras que sean eco-friendly? Su inventor asegura que la invención de este material será la espada de damócles para acabar con la montaña de envoltorios bajo la que vivimos.
Lilypads:
las ciudades del futuro
Teniendo
en cuenta que el planeta está empezando a achicharrarse; que los
glaciares se están fundiendo. O que millones de personas vivirán el
día de mañana en desiertos. Es de vital importancia tener en cuenta
proyectos como el de estas islas flotantes (y autosuficientes),
diseñadas por el arquitecto francés Vincent Callebant. Se llaman
“Lilypads” y podrían llegar a acomodar a 50.000 personas cada
una. Su diseño está inspirado en la forma de las flores de Victoria
y su chasis está compuesto de aleaciones superligeras y resistentes
de fibras y polyester.
Islas como las Lilypads serán, seguro, el hogar para miles de terricolas en el futuro.
La
cocinilla solar
¡Cocinar
sin contaminar, sí es posible! Con la invención de la cocina solar
llega la manera de calentar tus alimentos sin tener que utilizar
fuentes de energía poco verdes como el gas o la electricidad. Estos
dispositivos pueden alcanzar temperaturas de 400º gracias a su
complejidad para transformar los rayos del sol en poder calorífico.
En algunos
países del norte de Europa ya puedes asistir a un restaurante solar.
La impresora de
té verde
Un ingenioso
diseñador coreano, llamado Jean Hwau Ju, ha inventado una impresora
que funciona a bases de posos de té en lugar de tinta. Este invento,
llegado del lejano oriente, nos permitirá dar rienda suelta a
nuestro impulso copista, sabiendo que que, a cambio, solo tendremos
que pagar la factura de los toners en posos de esta excepcional
planta asiática.
¡Si
tú también desafías las normas del espacio-tiempo en tus ratos
libres para salvar al planeta, puedes seguirnos Facebook
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Más chispazos
verdes contra el tedio industrial:
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