Sabe donde vives. Que coche conduces. También, con quien te reunirás
hoy o con cuanta azúcar tomas tu café. ¿Tu llave para entrar en
esta fortaleza cibernética? Una aplicación de móvil. La misma donde podrás
programar la temperatura de tu espacio de trabajo o el grado de
luminosidad ideal. Hablamos de The Edge (“el borde”) el
ultramoderno edificio de la consultora Deloitte en Amsterdam donde
el Internet de las cosas se funde con un exquisita estructura digna
de ser un ejemplo para el futuro.
The Edge es también el edificio más
ecológico del mundo; de acuerdo con la agencia de calificación
británica BREEAM que le ha dado la puntuación más alta que jamás
haya otorgado: un 98.4. La idea es utilizar es utilizar la
información y el Big Data para transformar el espacio donde trabajamos y la manera en qué lo hacemos. Los holandeses lo conocen
este estilo como “nueva forma de trabajo”. Un esquema
descentralizado y menos jerárquico donde la iniciativa es el valor
referencia.
Dentro
del hipercurbo
The Edge es como una gigantesca
burbuja de tecnología, acero y cristal, creada para mantener a sus
habitantes en un mundo más propio de las novelas de Asimov que el de
las empresas de hoy en día. Muchos, eso sí, pueden verse como cobayas girando en una informatizadíssima rueda. Su diseño interno
tiene un interesante propósito: generar un sistema de ventilación
natural que imite las condiciones ideales del exterior. El edificio
prácticamente respira: lo hace exhalando un suave viento por su
cúpula. Todo está pensado para reproducir el exterior con el mínimo
gasto de energía.
En esta oficina nadie tiene un escritorio fijo. Al compartir espacios, surgen nuevos vínculos cada día.
También, gasta mucha menos energía
de la que produce: el ahorro de climatización, un sistema de placas
solares y la acumulación de aguas de lluvia en un gigantesco aljibe
bajo el complejo, lo convierten en un edificio prácticamente
autónomo. La luz es otro punto clave: cada espacio de trabajo, se
localiza a menos de 7 metros de una ventana. Cristaleras, como no
podía ser de otro modo, que siguen un complejo sistema refrectario
para que el en el interior se esté siempre como en un caluroso día
de primavera.
Una aplicación para dominarla a todas
En The Edge tu pasaporte es el móvil. No tendrás despacho ni escritorio propio (hay solo 1.000 escritorios para 2.500 empleados). El objetivo es incentivar la movilidad e interrelación de los empleados dentro del complejo. Cada persona es como una fuente gigante de datos: las puertas, la iluminación o la temperatura se amoldarán a tus preferencias. El edificio cuenta con 28.000 sensores. Todo un ejercito robótico que caza datos a una velocidad trepidante.
Por si no te sentías ya como un hamster en una rueda, llega más control en el futuro.
La naturaleza también cotiza
A
nadie con un par de dedo de frente se le escapa que la naturaleza es
el principal activo del futuro. La sociedad del mañana premiará a
las compañías verdes. Deloitte es la mayor consultora del mundo y
lo sabe; solo se está tomando posiciones para una carrera que
llegará pronto. The Edge es también es joya verde que es, gracias a
los corredores ecológicos que recorren el exterior del edificio.
Todo el complejo está rodeado de una zona verde con nidos
artificiales para pájaros, murciélagos o abejas. El futuro llama a
la puerta.
El diseño del edificio está pensando para beneficiarse de la trayectoria del sol.
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