Hoy
en día, son pocos los que todavía ignoran la existencia del mundo
de las criptomonedas y de su poderoso padre, el Bitcoin. Lo que
quizás mucha gente no sepa es que esta revolucionaria divisa digital
está creando un gran problema ecológico. Hoy en día, la minería
de criptomonedas crea más contaminación que 159 naciones del mundo(de manera separada).
De momento, el impacto ecológico de esta nueva forma de dinero
descentralizado es equivalente a la entera producción eléctrica de países como Marruecos o Yemen. La increible escalada de consumo de esta criptomoneda le ha llevado a alcanzar cuotas superiores a los 30.14 TWh. Con lo que cuesta hoy una transacción de BTC se podría iluminar una casa entera durante un mes.
Los
datos de PowerCompare los comparte una muy preocupada Organización
Mundial del Comercio (OMC) que ve cada día como se le escapa un
mercado que ya abarca más de 720.000
millones de dólares. Pero,
qué es lo que convierte el minado de criptomonedas en un agujero
negro energético? La respuesta está en la progresiva complejidad
matemática necesaria para resolver las ecuaciones que verificarán
las transacciones y crearán nuevos bloques en la cadena del Bitcoin. BTC se ha vuelto un gigante y su arquitectura no lo soporta.
Oro 2.0, impulsado por combustibles fósiles
Cada vez resulta más caro y más complejo minar Bitcoins debido a la configuración de su sistema interno. Tanto BTC como otras criptomonedas tales como Ethereum, Dash o Litecoin han visto como el proceso para minar sus monedas se ha ido complicando debido a la filosofía detrás de la invención de las criptodivisas. Cada Bitcoin es básicamente una larga cadena de números que se adapta a un algoritmo. Los mineros son básicamente una gran red de 'árbitros' que utilizan sus redes de ordenadores para verificar las transacciones.
Oro 2.0, impulsado por combustibles fósiles
Cada vez resulta más caro y más complejo minar Bitcoins debido a la configuración de su sistema interno. Tanto BTC como otras criptomonedas tales como Ethereum, Dash o Litecoin han visto como el proceso para minar sus monedas se ha ido complicando debido a la filosofía detrás de la invención de las criptodivisas. Cada Bitcoin es básicamente una larga cadena de números que se adapta a un algoritmo. Los mineros son básicamente una gran red de 'árbitros' que utilizan sus redes de ordenadores para verificar las transacciones.
La fiebre de las criptodivisas ha atraído a los nuevos mineros del S.XXI
Las propia red de Bitcoin ofrece una recompensa en BTC por cada bloque de transacciones que se verifica lo que establece una competencia brutal entre los mineros por ser los primeros en acabar el bloque. Solo el mejor gana. Actualmente, la demanda energética de esta indústria está alrededor de 30.14 Tw/H. Eso es mucho más que el consumo de países como Irlanda (25Tw/h) o que de la mayoría de países de África. Y el aumento es exponencial: para 2019 se calcula que la red de criptomonedas quemará más energía eléctrica que EE.UU.
Seis meses después quemará más energía que todo el mundo entero.
El futuro demanda criptodivisas sostenibles
Como antaño pasó con la fiebre de oro en el XIX, la fiebre de las criptomonedas ha generado riquezas de inmesurables dimensiones. No en vano, Forbes ha dado su bienvenida en la lista de hombre más ricos del mundo al cofundador de la criptodivisa Ripple (XRP) con un patrimonio de más de 50.000 millones de dólares. Pero, las criptodivisas necesitarán ser más sostenibles si quieren sobrevivir en el mundo del futuro. Las energías renovables son, quizás, la única manera que tengan para sobrevivir en el mundo moderno.
Muchos se preguntan si Bitcoin será la némesis que consumirá el planeta.
Las energía sostenibles son la mejor opción para el BTC y las demás criptomonedas. Una startup llamada Hydrominer, por ejemplo, ha desarrollado un sistema para minar criptos aprovechando el agua de una presa de los alpes suizos. Ideas. Nastyminning es una compañía de Arizona que usa energía solar y eólica para generar fuerza de minado. Las hay más locas como Harvest; la carismática compañía del berlinés, Julian Oliver, que aprovecha la energía eólica del país teutón para minar criptomonedas y financiar ONG's. Lo más curioso de este caso es que Oliver es un tremendo personaje que tan pronto te instala un pequeño ventilador en el patio de casa como recolecta millones de dólares en Zcash para financiar organizaciones No-gubernamentales que luchan contra el Cambio Climático.
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