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Virunga vuelve a resonar con el aullido de los gorilas

El parque nacional de Virunga, en la triple frontera entre Uganda, Ruanda y Congo, vuelve a resonar con el aullido de los gorilas de montaña. Y es que la población de los últimos grandes simios de montaña ha ascendido levemente durante este último año a más de 604 individuos. Vuelve a ver más de 1.000 individuos en el mundo. No son muchos, pero al menos han aumentado las posibilidades de que sobreviva la especie. Son datos esperanzadores, si tenemos en cuenta que la expedición de 2010 encontró un total de 420 individuos. Y que se encuentran en uno de los lugares más amenazados del mundo. Su supervivencia es una prioridad mundial que ningún organismo debería poner en jaque.




El Parque Nacional de Virunga se encuentra en la sierra montañosa que separa Uganda, Ruanda y el Congo; cerca de la cadena montañosa de Rwenzori y el Pico Margarita (5109 mts). Un paisaje digno del Mundo Perdido; donde los volcanes presiden las sierras de  las montañas y colinas para descender hasta la jungla y la selva llegando finalmente a las estribaciones del río Congo. Un laboratorio biológico que dá vida a uno de los ecosistemas más ricos del planeta; donde viven más de 2000 especies. Es precisamente allí, en las montañas nubladas de esta triple frontera, donde sobreviven los últimos grandes gorilas del mundo. Entre el amenazado Parque Nacional de Virunga y el impenetrable Parque Nacional de Bwindi. Entre ellos: gobiernos corruptos, diamantes, petróleo y salvadores de gorilas. Todos juntos, custodiando lo que queda de gorilas de montaña en el planeta. 

Power to the people, los guardianes de gorilas
El auténtico mérito de esta situación recae en los guardas y  las personas corrientes que han arriesgado su vida para proteger a los gorilas. En los últimos 20 años, más de 170 trabajadores de las reservas han muerto. Y es que los últimos gorilas de montaña suelen moverse por territorios donde se esconden rebeldes armados, milicias, cazadores furtivos y otros bandidos que utilizan las riquezas ecológicas para financiarse. Por si eso fuera poco, bajo la superficie de Virunga yace una gran riqueza de minerales y petróleo codiciado por múltiples multinacionales. Los 7800 kilómetros cuadrados del parque, engloban grandes reservas de oro, diamantes, petróleo y coltán. Todo el mundo quiere hacerse con ellas. 

Uno de los problemas con los que tiene que lidiar el parque de manera cotidiana es la sustracción de sus recursos de manera ilegal. Lo bueno vuela. Petrechados en los agujeros de un estado casi derruido desde la caída del dictador Mobutu Sese Keko, compañías como la petrolera SOCO, encuentran los resquicios legales para explotar el rico subsuelo de hidrocarburos del parque. Los gorilas, claro, son uno de los principales damñificados por la destrucción de su habitat. Y lo son de una manera insalvable; ya que aproximadamente quedan 1000 ejemplares en todo el mundo. Cada uno cuenta. Y su supervivencia depende de todos. 


              Escondido entre cadenas montañosas, sobrevive uno de los últimos refugios de los gorilas.  

Balas, coltán, minerales, oro y gorilas
Solo en el Congo hay 70 grupos armados. La zona en cuestión fue testigo también de un conflicto armado nada amable, etiquetado como “Guerra mundial africana”. Una guerra que involucró a 9 naciones distintas en lucha fratricida por el control del coltán. En medio de todo este conflicto: los gorilas de montaña. Hace poco más de dos décadas, su población se había descendido a 300. Cuatro amigos. Entonces, llegó el actual director del Parque de Virunga, Emanuel de Merode, y con un esfuerzo titánico consiguió “pacificar” el parque. El número de gorilas subió a 1000.

Es importante tener en cuenta que el área donde se encuentran estos gorilas de montaña (Y el Congo como país) ha estuvo sumergida en el conflicto armado más heavy que se haya producido en África.  Y sin embargo, a pesar de sus recursos, gran parte de la población del país sigue viviendo en la escasez más precaria. En las zonas rurales, la electricidad escasea y se utiliza el carbón para concinar. Es en ese contexto, cuando muchos de los aldeanos deciden darse a la caza para obtener unos recursos extra. El turismo sostenible sería la única opción de una tierra que vive al filo de la navaja.


      El valor de los hombre y mujeres de Virunga ha salvado a los gorilas de la extinción.

El precio de evitar la extinción es alto. Bien lo saben los que han dado su vida intentando salvar a estos animales. La primatologa Dian Fossey (Gorilas en la niebla, 1983) fue la victima más reconocida de una guerra silenciosa que se lleva luchando durante casi 40 años. La de la extinción.  La de la supervivencia de los últimos gorilas de lomo plateado. Gracias a ellos, hoy podemos seguir viéndolos en libertad. Apenas quedan un millar de cabezas vivas en el mundo, probablemente muchas menos de las que todavía son utilizadas como cenicero en los salones de los viejos cazadores. 

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