Estamos de suerte porque
parece que hemos desarrollado, sin quererlo, una solución para paliar el
deshielo del Ártico: montañas de mierda. 300 billones de plásticos nómadas se
han ido a vivir al santuario del PVP que tenemos allá arriba, y que ya es la
mayor reserva de escombros del planeta. Ahora, los osos polares y los inuits
podrán cabalgar entre bolsas del Mercadona, litros de Pepsi y carcasas de
8mm. El epicentro de esta gigantesca
isla de poliuretanos está medio camino entre el mar de Kara y el norte total
del planeta. Se ha convertido en la mayor acumulación de plásticos del globo y supera de largo a la combinación de los otros dos grandes sumideros de plástico mundiales, situados en las áreas subtropicales del planeta.
Los investigadores creen
que las corrientes están transportando todo los plásticos acumulados en
las regiones ecuatoriales del planeta y
enviándolos a este lugar en el Ártico que se ha convertido en el punto 0 del plexiglás mundial. El plástico, sin embargo, ha estado viajando al
Polo Norte durante décadas, y ahora va surgiendo tras el gran deshielo. Y lo ha
hecho en forma de un archipiélago montañoso de islas de residuos. Y no para de
crecer. Su mera visión es tan gore que no te dejará volver a tocar una bolsa de plástico más.
Ese lugar llamado "Plastikland"
Es en este punto, una
suerte de triangulo del PVP, donde se localizan más de 300 billones de unidades
plasticosas. La ironía ha querido que el mar se lleve todos nuestros
desperdicios allá donde no podemos verlos. “Esta acumulación de plástico va a
seguir creciendo”, comenta Andrés Cózar Bañales, profesor de Biología en la
Universidad de Cádiz. “Es una clara evidencia de la capacidad del ser humano
para cambiar el planeta”, remata. ¿Cuál es el límite de
esta explosión de poliuretanos? ¿Cuándo se acabará su hiper-uso a todos los
niveles?
Plastikland acoge a miembros de todas partes del mundo y les da cobijo.
La amenaza del plástico no
siempre es tangible y viene en forma de grandes botellas y tapones coloridos,
sino que a veces se vuelve mucho más sutil y letal. Muchas de las 300 billones
de unidades de plástico que recorren el ártico se rompen, dividen y atomizan
hasta convertirse en trozos minúsculos del malvado elemento. Lo que conocemos
hoy en día como microplásticos. Que, a su vez, se incorporan a la cadena
alimentaria, pasando (por ejemplo) de los microorganismos de plakton; de allí a
los peces. Y luego a los osos, las ballenas y toda la cadena alimentaria. Los
resultados son estómagos llenos de materia inorgánica y muertes por
envenenamiento.
Fin del camino para la caravana del plástico
Pero, por qué se han
concentrado todos los plásticos bajo los hielos del trópico y están saliendo a
la luz ahora. La razón es bastante sencilla: el gran cinturón de corrientes del
mundo (la corriente termohalina) está transportando los plásticos que se quedan
atrapados en las grandes bolsas de los trópicos y los está llevando hasta el
Polo Norte. Lo hace a través de las corrientes que transcurren a gran
profundidad y transporta toda la basura del planeta hasta los vértices del
globo terráqueo.
El plástico se hiela y compacta formando nuevos icebergs de PVP.
Así, creen los científicos
que se está distribuyendo toda la basura global a través de las capas internas
del océano. Los números… En fin, los números son una barbaridad: de 10 a 20
millones de toneladas de este material acaban en los océanos cada año. 5.25
trillones es el número de partículas que pululan por el mundo marino y 13
billones de dólares es el valor del impacto de este material en el mundo.
Tremendo. Piénsalo antes de pedir una bolsa en el supermercado.
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