Otra catástrofe medioambiental sacude a la selva del
Amazonas. Durante el día de ayer, el equivalente a 8.000 barriles de petróleo
fueron expulsados al río Mayuriaga en la provincia de Loreto (Perú); en una de
las catástrofes medioambientales más graves de la última década para las selvas del planeta. Fuentes de
Petroperú (la compañía energética más grande del país andino) apuntan a que fueron los
propios nativos de la comunidad Mayuriaga quienes provocaron el derrame. Sin
embargo, el desencadenante del vertido no está del todo claro y diversos medios
alternativos apuntan a que podría ser culpa de la compañía petrolera. Una vez más, el gran oleoducto de que recorre el nordeste de Perú, se ha convertido en una de las principales lacras del Amazonas.
Durante la última década, el oleoducto norperuano ha padecido más de dos docenas de vertidos, fruto de lo precario de sus instalaciones (ya tienen cuarenta años) y de la ineptitud de las múltiples empresas que utilizan
esta pasarela para transportar el petróleo desde la selva hasta la costa. Los
efectos entre la población han sido salvajes y muchas de las comunidades del
río Ucayalí, Marañon o del mismo Amazonas se han visto diezmadas por
intoxicaciones derivadas de metales pesados. Por eso, parece algo incongruente
que, en este caso, hayan sido los mismos indígenas del Mayuriaga quienes hayan
provocado el desastre.
Marea negra para el Amazonas
Este último vertido ha lanzado 8.000 barriles al río
Mayuriaga; un afluyente del río Marañon, que se junta con el río Ucayali para formar
el Amazonas. Los miembros de la comunidad Mayuringa han bloqueado el acceso a
los helicópteros de Petroperú hasta que tengan garantías de que se cubrirán las
20 comunidades afectadas en lugar de las 17 que han sido calificadas como en “zona”
de emergencia. Javier Atkins, CEO de Petroperú, ha relacionado el incidente
con la disconformidad de los habitantes de la comunidad Mayuringa por los
resultados de los comicios locales del pasado 7 de octubre.
El oleoducto del norte del Perú cuenta ya con más de 4 décadas y su estado es lamentable.
Sea como fuere, lo que parece claro es que el Amazonas
tendrá que hacer frente a un vertido más. Durante la última década, la Amazonía
ha padecido al menos 11 derrames fuertes. Qué, además, de las fugas cuotidianas
y del hábito de desechar de devolver al río la tierra contaminada con petróleo
han aumentado un 30% los niveles de sales pesadas de sus ríos,
generando el progresivo envenenamiento de la población y de sus habitantes. Ésto, junto con la deforestación y los monocultivos de aceite de palma han provocado que la mayor selva del mundo entre en serio jaque.
La historia oficial, relatada por el CEO de Petroperú (Javier Atkins), apunta a que los mismos dirigentes comunales de Mayuriaga (que habrían secuestrado previamente a 20 trabajadores de la empresa petrolera previamente) habrían dejado por escrito la amenaza de cortar el oleóducto cuando retuvieron a esos trabajadores. Pero, de ser así: ¿Por qué lo habrían echo a 500 metros de sus casas? ¿Por qué no cortar una zona de oleoducto que no pusiera en jaque su modelo de vida?
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