Parece un artículo en la sección de contactos de
algún polvoriento magazine del siglo XIX. Pero es real. Esta es la extraña
historia de Robert E. Murray, barón del carbón, asesor de Trump y negacionista
climático que desapareció rico, dejando una deuda millonaria y siendo uno de
los principales pilares de ese movimiento tan bizarro como es el negacionismo climático.
Entre medio fue multimillonario, invirtió duramente en el negacionismo
climático y se convirtió en la cara visible de la administración trumpiana. Sin
embargo, no pudo competir con las evidencias científicas y con el mercado
asiático.
Su compañía, Murray Energy, está acusada de
bancarrota desde octubre, tras reportar 2.700 millones en deudas y 8.000 mil
millones en planes de pensiones y salarios. Sin embargo, Robert E. Murray
se ha dedicado a seguir aportando cantidades ingentes al negacionismo
climático, lo que paradójicamente le ha valido grandes préstamos desde la
administración trumpiana. La misma dinámica de quid pro quo donde también se encuentran otros gigantes de los fósiles como Exxon, Chevron o Texaco.
Los viejos señores del carbón
Murray Energy solo es un ejemplo más de esa vieja
clase norteamericana que se levantó con la industrialización del período entre
guerras, pero que se niega a aceptar que la era del carbón está acabando.
M.Energy fue el cuarto mayor productor de carbón del país y la mayor empresa de
propiedad privada dentro del sector de las energéticas. Su caída no es solo el final
de una aventura pionera en Ohio hace más de 50 años, es el paradigma de aquel
que no quiso aceptar el cambio.
Negadores climáticos, esa especie que bascula
tan bien entre la imaginación y la publicidad.
La elección de Trump en 2016 impulsó las
esperanzas de que la industria del carbón reviviese. El nuevo presidente estaba
por la labor de apoyar a los lobbies del carbón e incluso llegó a nombrar a
varios de ellos como dirigentes de la Agencia de Protección del Medio Ambiente.
Un movimiento difícil de entender si tenemos en cuenta que el lobby del carbón,
con Murray al frente, lleva las últimas tres décadas gastando billones en negar
el Cambio Climático. Pero hay algo que no pudieron anticipar.
El alzamiento del mercado asiático
Lo que Murray no previó es que el mercado asiático
del carbón engulliría al estadounidense y con ello haría desaparecer su fortuna.
Lo que no podía esperar es que el carbón made in Asia y el Cambio Climático
acabaran con su imperio. Rápidamente. La industria del carbón se encuentra en claro
retroceso debido al aumento de las regulaciones de la EU, la consciencia medio
ambiental o el auge de las energías renovables. No en las pujantes sociedades
de Asia, donde está en expansión.
Industria sucia donde las haya, utiliza mano
de obra muy joven y necesitada.
Son mercados que crecen exponencialmente como los de la India, China o Indonesia los
que están generando esta demanda tal alta de carbón. La urbanización y
electrificación de Asia aumentará tremendamente la demanda de esta materia
prima, y veremos como habrá un aumento de la demanda de carbón. Es esa demanda
la que convierte a los combustibles fósiles en un problema muy vivo a pesar de
que la Unión Europea se está empezando a sensibilizar en lo referente allá demanda.
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