La industria
del aceite de palma vuelve a estar otra vez en el punto de mira debido a sus
voraces prácticas. Esta vez, ha sido una explotación en Liberia la que ha
levantado las sospechas de los organismos internacionales. Observadores
internacionales acusan a la firma indonesa Golden Veroleum de haber cortado
ilegalmente 150 km cuadrados de bosque entre 2010 y 2016. Diversas
organizaciones ecologistas han denunciado que GVL ha dañado ríos, destrozado el
hábitat de numerosos chimpancés y que se han apropiado de tierras sin el
“consentimiento” de sus habitantes.
Una investigación de @Globalwitness alerta de que el gigante de la palma Golden Veroleum habría arrasado con lugares de culto en Libería; así como "instaurado un ejército privado" para llevar a cabo sus operaciones en el oeste del país. Otra ONG española, @Amigos de la Tierra, denuncia como esta compañía, originaria de Indonesia
(pero, que actúa a través de una subsidiaria en África) se ha hecho con grandes
trozos de bosque de manera ilegal. @Amigos de la Tierra avisa que esta oscura
compañía estaría utilizando el capital de grandes Hedge funds (como Black Rock o Vanguardian) y de grandes bancos
(como el holandés Rabobank o el asiático Mandiri Bank) para pagar al ejército
de Libería y hacerse con tierras que pertenecen a particulares.
Telaraña de palma: trapicheos por el aceite
La particular
andadura de Goldem Veroleum en Libería comenzó en 2010; cuando el gobierno de
Libería le otorgó una licencia para explotar 3.500 km2 cuadrados (el 2.3% de la superficie del país). Poco después, empezaron los
problemas según relatan diversas organizaciones como @Banktrack o
@Amigosdelatierra. “GLV empezó a expender sus campos más allá de las tierras
concedidas por el gobierno y sus actividades se extendieron por campos privados
y lugares de culto de la comunidad liberiana.
Los rumores hablan sobre encarcelamientos a quién se opone a las palma.
Tras estos
sucesos, se elevó una queja a la RSPO (la organización que regula la sostenibilidad
de la industria de palma) quién dió un plazo de hasta seis meses a GLV para que
limitaran sus actividades. No fue así, y la firma indonesa decidió romper
unilaterlamente sus compromisos con diversos organismos reguladores. Según la
empresa indonesa, “Golden Veroleum Liberia (GVL) es un desarrollador de aceite
de palma, comprometido con las inversions a largo plazo. Como uno de los
principales inversores en el país, su función es aportar empleo,
infraestructura, educación y sanidad a las áreas más pobres del país”.
En Liberia el cultivo de la hoja de palma se ha
vuelto la religión ‘oficial’ de un país que se tambalea después de una guerra
civil de 10 años. Más del 10% del territorio de este estado africano está
cubierto por el moncultivo de palma. Según el informe de @Globalwitness,
llamado Temples and guns, GLV habría instalado su central
manufacturera justo en medio de la tierra sagrada de los boglobo; en la colina
de Palotro. En un reporte muy interesante, la ONG explica como mediante
tácticas de negociación engañosa, consiguieron hacerse con las tierras de los
nativos a coste 0.
En este emotivo documental se explica los efectos de GLV en Liberia.
Estos acontecimientos están teniendo lugar en
medio de un atmósfera de miedo e intimidación, con el ejército de Libería
haciéndose cargo de las plantaciones y de disuadir a los descontentos. “Este
panorama económico perfila un futuro poco esperanzador, que amenaza a la
pobreza del país en lugar de levantarla”, aseguró Jonathan Gant (del
departamento de energía y minas de Globalwitness). Para luego añadir: “Este
gobierno debería pensar seriamente en modelos alternativos de desarrollo- unos
que fortalezcan los derechos de los pobres en lugar de robarles las tierras”.
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