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Lo que contamina ver una serie o un mail

Si Internet fuera un país, sería el tercer consumidor de energía mundial. Enviar un simple correo electrónico o ponerse un ratito Netflix parecen actos de lo más inocentes, pero también generan una huella de carbono. Y es grande. Pero (atento), si una persona envía o recibe 65 correos electrónicos en un día, equivale lo mismo que circular un kilómetro en coche. Al cabo del año, se te queda una huella de carbono que ni mucho menos es virtual. Data pollution o  Big data waste son, todavía, términos muy poco utilizados en nuestra sociedad, pero que cada vez tienen mayor repercusión.




Nada preocupante si se calcula el carbono que  emite una persona, pero si lo multiplicamos por las 3.700 millones de personas que tienen acceso a Internet, la cosa cambia y mucho. Y no solo es eso: también contaminan (y mucho) la navegación por Internet, el visionado de videojuegos, la bajada de imágenes y los videojuegos en línea. Todo un sector virtual que no por virtual tiene menos emisiones.

Los mails son un peso muerto
Cada día se mueven 350.000 millones de emails multiplicado por los 4 gramos de Co2 que producen cada uno, llegaríamos a un volumen de 1.500 toneladas de dióxido de carbono al día. Eso equivale al viaje de 12.000 personas en avión entre Londres y París. Parecen tan ligeros y limpitos que no caemos en el hecho de que ocupan un espacio en un servidor que almacena datos y que necesita electricidad para almacenar esa información. También para permitir el acceso a ellos cada vez que haces algo tan simple como refrescar una página.

                  Los centro de datos son uno de los grandes desconocidos de la escena energética.     

La mayoría de estos datos se guardan en un anillo de grandes servidores situados en Estados Unidos, India, China y Bangladesh. Todo ese energía eléctrica sale de, en su mayoría, combustibles fósiles como el petróleo, el carbón o el gas. Resulta impactante conocer que un mail gasta solo un 1.7% por ciento menos que una carta convencional, con todo lo que tiene de lento y farragoso el proceso de trabajo en cadena que requiere una epístola para viajar tantos kilómetros hasta su destino.

En el nombre de la polución digital
Una web muy interesante para estar al día sobre lapolución digital es Carbon literacy; allí se explica como un mail de spam puede generar hasta 0.3 gramos de Co2 o como los centros de datos producen un 2% de las emisiones mundiales de carbono.  Si el Internet fuera un país sería la tercer nación más grande del mundo. Y ojo porque la cosa no acaba allí: el correo electrónico no es el único problema; hay unas 600 millones de personas en el mundo suscritas a servicios de streaming que generan 300 millones de toneladas de Co2 al año. 

                     La polución es el enemigo con el que tendrán que lidiar nuestros hijos. 

Lo que no podíamos esperar es que la polución estuviera bajo nuestros dedos. Dos investigadores de la Universidad de Bristol, Chris Preist y Daniel Scheim, han calculado que las emisiones que toda la gente que ve Youtube en el planeta ascendieron a 10 millones de toneladas de Co2. Pero, hay esperanza ya que con el 5G los datos se comprimirán mucho más y serán más sostenibles. Por lo tanto, podemos esperar todavía que las cosas mejoren y que cada día contaminemos un poco menos. 

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