A
medida que el ser humano se retira de las ciudades y las carreteras, empiezan a
aparecer animales salvajes donde antes habían humanos (como ocurrió en Chernobyl Fukishima). Ya hemos visto los casos de Venecia (donde los cisnes han vuelto a
los canales) o México (donde algunos ciervos han invadido las calles del D.F).
Y no son pocos a quienes se han apresurado a rescatar utopías distópicas del
mítico biólogo E.O Wilson para pedir que "la mitad de la Tierra se
convierta en una reserva para la flora y fauna". Son los seguidores del Half Earth Project, un plan para transformar la mitad del orbe en una gran reserva
de vida.
Este
'Mundo Feliz' sería una "reserva de alrededor de la mitad de espacio de la
circunferencia terrestre, dedicado a la recuperación de flora y fauna. La
Tierra ha perdido la mitad de su vida en los últimos cuarenta años. No es la primera
vez que nuestro pequeño planeta atraviesa un proceso de extinción masiva: ha
habido cinco anteriores (el Ordovicico, el Denoviano, la Premiana, la extinción Triasica-Jurásica y el Cretásico Tertiaro). Durante estas épocas de
desaparición masiva, murieron entre el 70 y el 90% de de especies del planeta;
algo de lo que ya no estamos tan lejos ya que hemos acabado con el 50% de la que teníamos hace un siglo. Se trata de la sexta extinción masiva (la
del Antropoceno, la era del hombre).
¿Cómo podría llevarse acabo este plan?
La
parte complicada de crear una reserva que abarque la mitad del planeta es
estudiar cómo mantener el balance entre conservar el planeta y permitir que la
humanidad florezca. El reto es como mantener este plan. Por un
lado, toda la gente depende de la biodiversidad y de los ecosistemas, para
conseguir comida y refugio. Pero por el otro lado, están destruyendo los
lugares que dan cobijo a la vida salvaje que deberíamos proteger. Una dicotomía
que mantiene siempre en constante peligro a las reservas de la vida natural.
La reserva de vida natural abarcaría una
mitad del planeta seleccionada estratégicamente.
Mientras tanto, las especies se extinguen 1,000 veces más rápido que en cualquier momento de la historia humana. “Al menos que la humanidad aprenda bastante más sobre biodiversidad y se mueva rápido para protegerla, pronto perderemos la mayoría de especies que componen la Tierra”. La única solución es crear reservas; a medida que los espacios protegidos aumenten, lo hará la vida salvaje”, asegura E.O Wilson, para quien la conservación es una cuestión de actitud e imaginación.
Una
gran reserva para parar la extinción masiva
En su libro Half Earth Project, E.O Wilson reflexiona sobre lo necesario para
salvar la vida en el planeta. No es poco. Para el laureado padre de conceptos
tan utilizados hoy en día como "biodiversidad"; lo más importante es
"proteger la mitad de la Tierra y los océanos de este planeta" con
tal de asegurar una "franja de población animal" que sobreviva a esta
eliminación masiva. La idea es crear un gran cordón umbilical alrededor del
planeta que cree grandes bolsas, no habitadas por humanos, donde la vida pueda proliferar
sin la presencia directa del hombre.
La clave es cómo se recuperarán todos estos ecosistemas
una vez que la presencia del ser humano se disipe. Algo parecido
estamos viviendo en estos momentos de cuarentena; en los que la
naturaleza se abre paso por el mundo tras el confinamiento por el coronavirus.
Para el padre de la biodiversidad, "los beneficios de la naturaleza se
comparten entre mucha gente, pero los costes solo recaen en unos pocos".
Las áreas protegidas del planeta solo
representan un 15.4% de la superficie terrestre. En su mayoría, se ubican en los
países menos favorecidos, donde el desarrollo tardío de la industrialización ha
respetado más a la biosfera.
Puedes
leer más utopías posibles en las siguientes historias:
Comentarios
Publicar un comentario