La brutal caída de la
demanda de petróleo que ha traído la pandemia del Coronavirus combinada
con la salvaje guerra comercial entre Rusia y Arabía Saudí ha dejado
tiritando a la industria del petróleo. A pesar de que en 2019 experimentamos
el pico de emisiones de carbono, el precio de los combustibles fósiles no ha parado de caer. Pero hay quien defiende un punto de vista alternativo: la
industria del petróleo rebotará y alcanzará nuevos máximos, como ha hecho en la
historia. Y eso, sería un gran inconveniente
si es que queremos afrontar con garantías la transición energética.
El coronavirus ha traído
consigo una caída sin precedentes de los niveles de gases de efecto invernadero
como el dióxido de nitrógeno, el metano o el Co2. Sin embargo, los precedentes
apuntan a que el consumo de combustibles fósiles rebasará los máximos
anteriores una vez que esta situación haya pasado. Para evitar que el
Cambio Climático produzca un aumento de 2º o más en la temperatura global, hará
falta un cambio en las políticas energéticas. ¿El mayor riesgo? Que seamos
negligentes con las políticas medioambientales en nuestra salida a esta situación.
¿Cómo afectará
esta crisis a la industria del petróleo y al Cambio Climático?
El precio del petróleo ha llegado a su punto más bajo en dos
décadas. Las acciones de petroleras, aerolíneas y empresas de logística han
sufrido una caída sin precedentes, y todavía puede recrudecerse. E incluso, en
algunos mercados, el precio del barril ha pasado a territorio negativo y los
vendedores pagan para que se lleven los barriles a medida que la capacidad de
almacenaje se agota. La crisis del Covid-19 está tocando mucho al sector energético,
y creará un nuevo paradigma.
La industria del petróleo está siendo rescatada por
la administración de Trump.
De hecho, esto es lo que se está empezando a ver en China. El
gobierno chino está listo para reiniciar su economía a cualquier coste, incluso
a expensas del medioambiente. Mientras que no se ha llevado a cabo ninguna
reforma estructural para hacer más ‘limpia’ su industria; a pesar de que esta
crisis ha hecho caer los irrespirables niveles de dióxido de nitrógeno de las
principales ciudades chinas. Después de la última crisis, en 2008, existían
muchas esperanzas de que los rescates hicieran más ‘verde’ la economía. No fue
así, y se tornó más contaminante que en los años anteriores.
Lo que la crisis de 2008 nos puede enseñar
Cuando Leman Brothers colapsó el 15 de septiembre
de 2008, provocando la mayor crisis económica desde la II Guerra Mundial, no
había alternativas para un sistema neoliberal que se estaba saliendo de madre.
Entonces, la reacción de los gobiernos fue salvar al mismo sector bancario y financiero
que había provocado la crisis. Hoy, la situación es diferente. Hay alternativas
sobre la mesa, como el Green New Deal en Estados Unidos o la iniciativa para un nuevo Green Deal Europeo.
El mercado de valores ha sido fuertemente golpeado por esta crisis vírica.
Carbon Tracker, una ONG dedicada a investigar las emisiones de carbono, pronosticó que la humanidad alcanzaría el pico de consumo
de petróleo para 2023. Sin embargo, el Covid-19 ha roto con esta tendencia, y
ahora ha dejado por los suelos al precio del petróleo. Esto puede ser una
espada de doble filo, ya que puede hacer subir otra vez el uso de combustibles
fósiles y hacer que dejemos de utilizarlos más lentamente a largo plazo. Probablemente,
cuando el polvo del Coronavirus se asiente, la demanda de petróleo será más fuerte
que nunca.
¿Cómo podríamos ayudar a la crisis ayudando al medioambiente?
Poco o nada van a cambiar las cosas para los países que salgan de la crisis con los mismos argumentos con los que entraron. Ahora, que las grandes industrias de losfósiles están nominadas para ser rescatadas, hay diversas iniciativas que podrían llevarse a cabo a las políticas necesarias parar curvar las emisiones de gases de efecto invernadero. Una de ellas sería, por ejemplo, introducir una tasa de carbono que refleje el daño medio-ambiental que estas emisiones están causando.
Poco o nada van a cambiar las cosas para los países que salgan de la crisis con los mismos argumentos con los que entraron. Ahora, que las grandes industrias de losfósiles están nominadas para ser rescatadas, hay diversas iniciativas que podrían llevarse a cabo a las políticas necesarias parar curvar las emisiones de gases de efecto invernadero. Una de ellas sería, por ejemplo, introducir una tasa de carbono que refleje el daño medio-ambiental que estas emisiones están causando.
La industria de los combustibles fósiles se está llevando por delante al medioambiente.
Otra de ellas, podría ser la de crear un fondo social que aunara esas medidas con el desarrollo de trabajadores para nuevas industrias energéticas menos lesivas con el medio ambiente que la de las combustibles fósiles. O la opción más clásica, nunca llevada a juego: invertir en energías renovables para desarrollar un tipo de energía sostenible que nos ayude a sobrevivir en un futuro. Las elecciones que tomemos a la salida de esta cuarentena marcarán los años venideros.
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