La lucha contra el Cambio Climático está convirtiendo rápidamente en un instrumento financiero de gran calado. La supervivencia del planeta está
empezando a formar parte, paradójicamente, del mismo engranaje que la puso en
aprietos. El nuevo Greendeal, los bonos de carbono o los planes REDD++ forman
parte de la nueva arquitectura del sistema financiero. Lo verde se convierte en
el nuevo dólar. Dejar de usar combustibles fósiles antes de 2030 nos costará 44
trillones de dólares.
El
Cambio Climático está cambiando la manera en la que entendemos los negocios. Se
calcula que para cumplir los Acuerdos de París, haría falta gastar 6
trillones por año; eso si queremos tener una economía con bajo consumo de
carbono lo suficientemente potente como para evitar el despegue del
calentamiento global. Hace falta (y se hará) pero en el proceso están empezando
a pasar cosas muy curiosas: el billonario George Soros ya avisa del nacimiento
de un nuevo capitalismo verde.
El
Cambio Climático transformará los negocios
Ese
gasto brutal que deberá hacerse para modernizar las estructuras energéticas y
de transporte tendrá que recaer sobre alguien. ¿Será sobre las organizaciones
mundiales? ¿Los gobiernos locales? ¿Las empresas? ¿O más bién sobre las
pobres personas de a pie? Muchos ven en la figura de Greta Thunberg a un
calzador ecológico para irnos metiendo una ecologismo de mercado; en un año en
el que han muerto 168 defensores ecologistas sin apenas demasiado revuelo
mediático.
¿Está
naciendo un nuevo sistema económico para luchar contra el Cambio Climático?
Y es
que no puede ser de otra manera: esta semana pasada, el panel
intergubernamental en contra del Cambio Climático (IPCC) reportó que a este
paso vamos directo a un aumento de 1.5º entre 2030 y 2052. Eso provocará
un daño irrerversible y amenazará al desarollo económico. El Cambio
Climático debería llamarse más bién desastabilización climática: está creando
más ( y más frecuentes ventíscas), holas de calor y otras formas de calor
extremo. Eso incluye todo tipo de tormentas; ya sean de polvo, luvia, nieve o
hielo.
Ha nacido el Eco-capitalismo
A
todas luces, el arma utilizada para luchar contra el Cambio Climático es la
llamada “economía de mercado”. Una
de las partes centrales de esta nueva forma de entender la economía es la monetización
de la contaminación. Los científicos estiman que, solo con un aumento
global de 2ºC, el producto interno bruto caerá hasta un 15%; si las
temperaturas caen 3º, el PIB global caerá un 25%. Si no se hace nada, las
temperaturas subirán 4º grados para 2100. Eso traería una caída del 30%. Mucho
peor que en la gran depresión que fue del 25%; con la diferencia de que esta
vez será para irreversible.
¿Cometeremos
los mismos errores de siempre con este nuevo model económico?
Hay,
también, voces en que dudan que este nuevo capitalismo verde pueda triunfar. El
político teórico, Daniel Tauro, alega en su libro “Capitalismo verde: porqué
no puede triunfar” que para que el capitalismo verde sea exitoso, tendría
que remplazar la actual corriente dominante del capitalismo con métodos
eco-socialistas para desafiar los intereses corporativistas que
actualmente minan la transición ecológica.
¿Quién
pagará el rescate del planeta?
En
España, pagamos un rescate de 600.000 millones de euros para reflotar a nuestro
país; eso son 25.000 euros por persona, que pagamos todos a través de nuestros
impuestos. Pero, ¿cuánto costará salvar el planeta? Sabemos a ciencia cierta
que cambiar de los combustibles fósiles a otras formas de energía costará 44 trillones
de dólares entre ahora y 2050, de acuerdo con un estudio de la Agencia
Internacional de Energía. Eso suena como un montón de dinero, pero habrá contrapartidas.
¿Quién
va a ocuparse de esta situación tan tremenda en la que estamos?
El reporte también concluye que el cambio a una economía que
utilice métodos basados en energías renovables, como la energía solar, traerán
un gran ahorro a largo plazo. Pero, ¿quién pagará esa inversión inicial? Probablemente,
veamos como una nueva economía de mercado absorbe los contratos estatales para
luchar contra el Cambio Climático, cuyo pago deberán financiar los propios
ciudadanos.
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