Creías que, fuera de las ciudades, las reservas naturales se extendían como paraísos naturales donde los animales correteaban solitarios y libres por la pradera. Va a ser que no. Un estudio de la Wildlife Society Conservation y la Universidad de Queensland para la revista Science apunta a que un tercio de las áreas protegidas del planeta se encuentran bajo la presión de las excavadoras, de los oleoductos de petróleo, del machete de los granjeros o la pala de los mineros. Hablamos de un área de aproximadamente 2.3 millones de kilómetros (el tamaño de Alaska) ocupada por la mano del hombre que, de una manera u otra, se las ha apañado para acabar de cepillarse lo poco que queda virgen. Asombroso nuestro compromiso para acabar con lo bello y bonito de este mundo.
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