El
célebre arquitecto Fumihiko Maki solía definir el espacio público
como: "Una experiencia
espacial significativa compartida por un número importante de
personas". La verdad, es que en el mundo actual (y con la
llegada de la sociedad de la información) cada vez se difuminan más
sus fronteras. Y hasta su propio concepto se encuentra en un proceso
de reformulación perpetuo. Pero, ¿qué es lo que entendemos cuándo
hablamos de espació público? ¿Cómo debería configurarse?
El
espacio público debería entenderse como el vacío entre
construcciones, donde la propiedad privada no se concibe, y donde, utópicamente, todas las personas podrían sentirse libres de actuar
y circular sin restricciones. El diseño de estos espacios tendría
sentido, en el momento que se entiendan como un proceso de
participación ciudadana, en los que se debatan, valoren y finalmente
se consensúen actividades que allí van a llevarse a cabo. Éstas se
plasman, en forma de proyecto, por medio de un profesional que
acompaña todo el proceso.
El proceso de diseño acaba asimilándose al de una composición pictórica que poco tiene que ver con los vecinos. Ya sea por desconocimiento, o por propia voluntad, este diseño termina coartando la libertad de los usuarios y encorsetando las actividades que podrían darse. Por medio de la elección del mobiliario y su colocación, la disposición de la vegetación, el uso de pavimento...
El proceso de diseño acaba asimilándose al de una composición pictórica que poco tiene que ver con los vecinos. Ya sea por desconocimiento, o por propia voluntad, este diseño termina coartando la libertad de los usuarios y encorsetando las actividades que podrían darse. Por medio de la elección del mobiliario y su colocación, la disposición de la vegetación, el uso de pavimento...
Cuando el proceso es colectivo, el resultado deja de ser un lugar
artificial; plasma la diversidad de personas que lo habitan, sus
encuentros y desencuentros, las problemáticas colectivas e
individuales y contribuye a la naturalidad de la vida en sociedad. En
la actualidad ya son muchos los que reclaman la recuperación del
espacio público para la gente, para aquellos que lo utilizamos.
La plataforma cívica Fem Plaça denuncia la falta de espacio público en Barcelona.
En las villas
miseria de Buenos Aires, el espacio entre construcciones, es mínimo
y siempre se destina a albergar una cancha, que es el centro social
del barrio.
La Plaza R'cif,
de Fez es un ejemplo de lugar poco intervenido y que permite todo
tipo de actividades.
Claudia Ferrer Riera.
Claudia Ferrer Riera.
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