Los cetáceos, sin duda, son uno de los animales
más bellos del reino animal. Pero nada se sabía antes de su increíble papel en
la absorción global de dióxido de carbono. Son auténticas máquinas de
absorber Co2 que pueden llegar a almacenar hasta 33 millones de toneladas anuales
de Co2. Al menos eso ha descubierto ahora un estudio del FMI que cifra en 1.000
millones de dólares su efecto positivo sobre el medioambiente. Y es que estos
grandes terratenientes del mar absorben el carbono a través de los poros de su
piel y se lo llevan consigo a las profundidades del mar cuando mueren.
Las ballenas juegan un papel
"insustituible" en mitigación y la mitigación y la construcción de la
resistencia al #Cambio Climático, según el artículo de investigación de un
equipo de economistas y académicos del FMI en el que ha participado la
organización Great Whael Conservancy (GWC). Además, mientras viven, las
ballenas aportan nutrientes esenciales para el desarollo del vital filoplakton;
criaturas microscópicas que contribuyen con al menos el 50% de todo el oxígeno
de toda la atmósfera y que absorben hasta un 40% de todo el Co2 que producen.
Lo que equivale a cuatro bosques como elAmazonas.
Un cetáceo de 1.000 millones de dólares
Apenas quedan 1.3 millones de ballenas en el
mundo de los 3 o 4 que quedaban durante el siglo XX. Su supervivencia es
vital para el planeta porque fertilizan el plakton que a la postre producirá
la mitad de oxígeno que tenemos en nuestro planeta. Es por eso que el Fondo
Monetario Internacional ha valorado esta especie en 1.000 millones de dólares (2
millones de dólares por ejemplar). O lo que es lo mismo: 907 millones de
euros. En un intento por proteger a esta especie que sigue cazándose en países como Japón, Islandia, Islas Feroes o Noruega.
El filoplakton es uno de los elementos más
importantes de nuestro planeta.
Un equipo de académicos del Fondo Monetario Internacional,
liderado por el economista Ralph Chami, señala en un documento que “cuando se
trata de salvar el planeta, una ballena equivale a mil árboles”. El objetivo de
esta etiqueta económico es crear un mercado de incentivos similar al que
se ha desarrollado en la protección de los grandes bosques. De manera muy
parecida al programa de la ONU para la Reducción de Emisiones de la
Deforestación y la Degradación de los bosques paga una cantidad a algunos
países para que preserven la selva; se podría, por ejemplo, compensar a las compañías
de buques para que alteren sus rutas y reduzcan sus riesgos de colisión.
Activos al borde del abismo
Desde el Fondo Mundial Internacional se avisa del
gran potencial verde de las ballenas. “Su capacidad para capturar el carbono es
realmente increíble”. Las ballenas acumulan carbono en sus cuerpos durante
muchos años. Cuando mueren, se hunden en el fondo de los océanos. Cada año se
secuestran 33 toneladas de Co2 de media, llevándose el carbono de nuestra atmósfera
durante siglos. Un árbol, mientras tanto, solo absorbe 48 libras de Co2 al año”.
Las ballenas se convierten así en un activo muy importante en la lucha contra
el #Cambio Climático.
Los
cetáceos son candidatas a convertirse en un gran activo de la nueva economía
verde.
Uno de los apuntes del Fondo Monetario
Internacional es que “deberían” cambiarse las rutas marítimas con tal de evitar
que los grande buques colisionen contra ellas. A pesar de que, hoy en día, la
caza de las ballenas está mucho más regulada (alejándonos de la caza masiva del
S.XX). El artículo, que publica la revista Finance and Development (F&D)
del FMI asegura que las ballenas contribuyen a reducir los niveles de carbono,
a aumentar los stock pesqueros y a mejorar los beneficios económicos derivados
del turismo.
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puede salvarse:
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