Ya es oficial:
Estados Unidos se retira de los Acuerdos de París. Después de anunciarlo el 1
de junio de 2017, pero no hacerlo efectivo, el mandatario estadounidense ha iniciado
el proceso formal para hacerlo realidad. Estados Unidos, que es el segundo
máximo emisor mundial de carbono detrás de China, no liderará la lucha mundial
contra el #CambioClimático, dejando libre su histórico (y muchas veces cuestionable
papel) como primer violín de las causas internacionales. Detrás, queda
recortado un siglo de historia en el que los EE.UU fue líder mundial en todos
los conflictos del planeta.
El anuncio
ha llegado, como un disparo de precisión, tres años después de firmar los
acuerdos de la capital gala. Justo, en el momento en el que Estados Unidos
puede darse de baja legalmente de lo firmado casi cuarenta meses atrás por el
ex-presidente estadounidense Barack Obama. La salida se hará efectiva un día después
de las elecciones de las próximas elecciones en USA; por lo que será muy
difícil que cualquier cambio en la Casa Blanca pueda dar marcha atrás a esta
decisión. Trump cumple así con una de sus principales promesas electorales que
muchos han leído en clave de guiño a los lobbys del petróleo, gas y carbón
que tan importantes fueron para su elección.
Paradoja energética nivel Shiva
La cosa no
pinta bien: la humanidad lleva siglo y medio vertiendo millones de toneladas de
Co2 a la atmósfera como consecuencia del desarrollo industrial basado en
combustibles fósiles. Las contradicciones sociales y geográficas son también
MAYÚSCULAS: no han emitido lo mismo los países industrializados que los por industrializar,
ni los segundos tendrán la posibilidad de desarrollarse rápidamente si dejan fuentes de energía barata como el carbón y el petróleo. Tampoco se les pagará
lo mismo a unos y otros y eso genera muchas fricciones.
La
carrera por ser el nº1 entre China y Estados Unidos puede llevarnos a la
destrucción global.
El mundo está perdiendo su batalla contra el carbón. Y Estados Unidos ha decidido ni
pretender que quiere dejar de usar este combustible. De hecho, ha aumentado sus
emisiones en un 3.4% durante el último año; gracias en parte a la alargada
sombra de la primera economía del mundo, China, y su crecimiento basado en esta
roca sedimentaria. Los mineros de USA, que votaron a Trump en su mayoría,
también han sido un factor importante para entender porque EE.UU renuncia a los
Acuerdos de París.
¿Cómo
se lo decimos a los países no industrializados?
El carbón es
como Papá Noel para los países menos desarrollados. Es barato, rápido y fácil
de utilizar; algo que cunde mucho en países como la India, China, Bangladesh o Pakistán
sale muy a cuenta, y no tienen incentivos para sacrificar su crecimiento inmediato.
En medio de este torbellino climático, Estados Unidos ha salido a la palestra para
decir que “sí” quiere seguir contaminando a sus anchas y quemando carbón para
no dejar escapar a China que crece a ritmo acelerado con unos hornos que queman
el 27.4% del carbón mundial.
China
se ha convertido en el mayor consumidor de carbón del mundo con un 27.4 por
ciento.
La retirada se hará efectiva un año después de la notificación,
es decir, a partir del 4 de noviembre de 2020; lo que coincide con el día siguiente
a las elecciones presidenciales en el país norteaméricano. Lo bueno es que si
Trump no gana esas elecciones, el presidente electo podrá revertir la salida
del Acuerdo de París en cuestión de un mes. Greenpeace, como ha puesto de esperar,
ha puesto el grito en el cielo: “El aislacionismo de Trump en este momento crítico
para el planeta y la humanidad es moralmente censurable, pero el avance global contra
el Cambio Climático no fracasará”, ha señalado la directora ejecutiva de
Greenpeace en EE.UU, Annie Leonard.
Vamos a
salvar el planeta y lo sabes:
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