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Los patriarcas del Cambio Climático

Hoyen día el Cambio Climático está hasta en la sopa, pero: ¿quiénes fueron los primeros en darse cuenta de que el planeta estaba calentándose más de la cuenta? En 1824 el físico y consejero de Napoleón Bonaparte ya advirtió del “efecto invernadero” que poseían los gases de nuestra atmósfera. Casi cuarenta años después, el físico irlandés John Tyndall aseguró que la Revolución Industrial en ciernes aumentaría el “efecto calórico” de las capas de la atmósfera. Ya a principios del siglo XX, el sueco Knut Angstrom advertía de que el Co2 absorbe las radiaciones infrarrojas. Fueron los primeros en avisar de la que se acercaba.




No fue sin embargo hasta el periodo entre guerras cuando la gente empezó a darse cuenta de que los efectos de quemar combustibles fósiles serían perjudiciales en un futuro. Después de los felices años 20, la población del mundo alcanzaba los 2.000 millones de personas. La I Guerra Mundial había dejado un socavón importante a nivel económico que la industria rellenaba con fiereza. Fue entonces cuando el ingeniero británico Guy Callendar descubrió que la Tierra experimentaba calentamientos globales de manera periódica. Y de que lo estábamos acelerando.

Se comienza a descubrir el pastel
No fue hasta después del final de la segunda Guerra Mundial que nos empezamos a dar cuenta del berenjenal climático en el que estábamos metidos. A mediados de los 50, un físico canadiense llamado “Gilbert Plass” se daba cuenta de que aumentar los efectos de Co2 en la Atmósfera podía tener un efecto dramático a corto plazo. En 1953, Glass publicaba en la revista Time que doblar los efectos de Co2 incrementaría las temperaturas entre 3-4C.


        Las investigaciones sobre el Cambio Climático no son nada nuevo y datan de hace dos siglos.
           
Pocos años después, en 1957, el oceanógrafo estadounidense Roger Revelle y el químico sueco Hans Suess  mostraban que el agua de los océanos ya no absorberían más gases de efecto invernadero. Estaba colapsado ya hace más de 70 años. Charles David Keeling comienza una serie de mediciones en el observatorio de Mauna Loa (Hawai) y en la Antártida con el objetivo de desarrollar la primera máquina que midiera el dióxido de carbono en la atmósfera. Su éxito demostró que las emisiones de carbono en la atmósfera oscilan en las diferentes estaciones del año

Avanza el Cambio Climático
Poco después de que adentrarnos en la década de los años 60, el mundo llegó a los 3.000 millones de personas. Los beneficios de la revolución industrial en nuestra sociedad eran innegables (prosperidad, aumento de la esperanza de vida…) eran innegables. Comienzan las preocupaciones. En el ’72, se produce la primera conferencia de las Naciones Unidas, en Estocolmo. El Cambio Climático casi no registra seguidores en la agenda a pesar de centrarse en la polución química o la bomba nuclear.


          La curva de Kernell  muestra la historia de la concentración de Co2 en nuestro planeta.

Pocos después, en los albores de los años ochenta, el científico Wallace Broecker propone el término calentamiento global en manos del público en un artículo científico que ha pasado a la historia. Unos años después, en 1985, se firman los Acuerdos de Montreal. El primer acuerdo global para luchar contra el Cambio Climático y sus consecuencias. El texto asegura que de no poner freno al calentamiento global “sufriremos un cambio irreversible sin precedentes en la historia”.


Houston… tenemos un problema

A principios de los 90, el mundo llegó a la cifra de 5.000 millones de personas. Paralelamente, las emisiones de carbono llegaron al pico de 6 billones de toneladas. Inmediatamente después, el recién creado IPCC (Panel Para el Cambio Climático) lanza su primer reporte, concluyendo que las temperaturas habían subido entre 0.3 y 0.6 grados debido a los gases de efecto invernadero. Paralelamente, surgen los primeros grupos de negacionistas diciendo que la subida de las temperaturas no es culpa del ser humano.



 



           Para cuando nos pusimos manos al asunto ya habían pasado 50 años de advertencias. 

Con tal de atajar el problema, los principales países del mundo se reúnen en Kioto (Japón) para firmar los acuerdos que deberán poner solución al calentamiento global por culpa del hombre. El siglo acaba con un recrudecimiento de tormentas tropicales como “El Niño” debido a un aumento de 0.5 grados en la temperatura global. Se firman los acuerdos de Tokio en 1997, que se convertirán en la ley internacional para los países firmantes. Solo 4 años después, George W. Bush saca a los EE.UU de éstos acuerdos globales dejando fuera a la nación más contaminante del mundo.



Comienzan las prisas en todo el mundo
En 2006, un grupo de investigadores británicos publican The Stern Review lanza un reporte de 700 páginas alertando de que el Cambio Climático podría dañar un 20% el PIB mundial sino se detiene a tiempo. En 2007, el presidente del Panel contra el Cambio Climático (Al Gore) recibe el Nobel de la Paz por su trabajo y sus ‘esfuerzos’ por construir y diseminar un mayor conocimiento del ser humano sobre el Cambio Climático. Paralelamente, las emisiones de la industria de los fósiles llegan a las 8 toneladas.

             
           La sociedad comenzaba a dar síntomas de descontento con el manejo de la crisis climática.


Pocos años después, en 2009, un grupo de hackers se cuela en los ordenadores de East Anglia (Norwich) y destapan un escándalo en el que, supuestamente, se habrían estado manipulando los datos sobre el Cambio Climático, dejando de lado las metricas que lo niegan. Tres años más tarde, el Ártico alcanza un mínimo en su cuota de hielo: solo alcanza 34 millones de toneladas de hielo en verano. Dos años después, el observatorio de Manua Loa en Hawai advierte que hemos pasado las 400 partes por millón en la concentración atmosférica. El dato más alto registrado en la historia reciente.

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