Que los barrotes de la rutina no levanten una cárcel en tu mente. Siempre te queda un último plan de fuga: la lectura. Dentro de ese viejo tomo de textura rugosa que tienes por casa, hay un portal hacia una dimensión paralela en el que el tedio se disipa y se revela la verdadera naturaleza de la vida: un viaje; un viaje lleno de emoción, aventuras y descubrimientos. Pero es una odisea corta. Muy corta. Con el fin de que no pases ni un día sin recordarlo, te ofrecemos diez sugerencias que funcionan como auténticas granadas de mano contra la rutina.
Un cuento corto de Michael Ende que se acaba de una calada. Todo un ataque contra un modelo de desarrollo social, que parece tragarse nuestro tiempo como si se tratara de una tragaperras. La prota, una niña joven y frigulosa, que junto a su inseparable tortuga Casiopea, se dedica a luchar contra los ''hombres grises'', unos siniestrotes personajes que se fuman el tiempo libre de la gente en unos puros muy bizarros.
Momo también trata de la estafa, porque los hombres de gris quieren timar a los humanos para quedarse con su tiempo. Representan al Banco del Tiempo, y promocionan la idea ahorrar entre la población (tiempo que puede ser depositado en el Banco y devuelto al cliente después, con interés). En realidad, hacen que la gente lo olvide todo salvo su obsesión por ahorrar todo el tiempo posible para un hipotético uso posterior.
Momo también trata de la estafa, porque los hombres de gris quieren timar a los humanos para quedarse con su tiempo. Representan al Banco del Tiempo, y promocionan la idea ahorrar entre la población (tiempo que puede ser depositado en el Banco y devuelto al cliente después, con interés). En realidad, hacen que la gente lo olvide todo salvo su obsesión por ahorrar todo el tiempo posible para un hipotético uso posterior.
Genial detalle de la cubierta de Momo en la edición de Alfaguara.
El mundo del río o un psicodélico viaje post-mortem
Imagina que cada vez que te mueres, apareces en un lugar diferente de un gran río. Con esta ocurrente metáfora sobre la re-re-encarnación, Philip José Farmer, nos fuerza a pensar sobre la vida después de la muerte; y por qué no, sobre las desconocidas realidades que nos puede traer el último viaje. Por si fuera poco, este mundo sideral donde van a parar todas las personas muertas de la Tierra, está poblado por personajes famosos y frikis ilustres de nuestra historia.
El río serpentea a lo largo de treinta y dos millones de kilómetros por el mundo que recibe su nombre, el fabuloso Mundo del Río. En él, ha sido resucitada toda la humanidad que ha vivido a lo largo del tiempo sobre la Tierra. El porqué de esta resurrección, el quién ha remodelado este mundo/río y lo ha poblado de seres humanos de todas las épocas, son totalmente misterios.
La cubierta de la vieja edición de este clásico es psicotrónica, y su interior más.
Hamlet o cómo beber de la muerte
Es bien sabido que Sheakspeare tomaba vino con laúdano y marihuana, utilizando una calavera como copa. Decía que le ayudaba a reflexionar sobre la muerte. Suya es la frase: ''La muerte nos sonríe a todos, así que devolvámosle la sonrisa''. Y, eso hace el joven Hamlet cuando se encuentra al fantasma de su padre, que le cuenta, como al más puro estilo Rey León (que para algo es una adaptación suya), que su tío y su madre se habían confabulado para robarle el reino. Interesante clásico de Sheakspeare que da en el clavo con todo el tema de las pasiones humanas.
Tener una calavera va muy bien para reflexionar.
El mundo del río o un psicodélico viaje post-mortem
Imagina que cada vez que te mueres, apareces en un lugar diferente de un gran río. Con esta ocurrente metáfora sobre la re-re-encarnación, Philip José Farmer, nos fuerza a pensar sobre la vida después de la muerte; y por qué no, sobre las desconocidas realidades que nos puede traer el último viaje. Por si fuera poco, este mundo sideral donde van a parar todas las personas muertas de la Tierra, está poblado por personajes famosos y frikis ilustres de nuestra historia.
El río serpentea a lo largo de treinta y dos millones de kilómetros por el mundo que recibe su nombre, el fabuloso Mundo del Río. En él, ha sido resucitada toda la humanidad que ha vivido a lo largo del tiempo sobre la Tierra. El porqué de esta resurrección, el quién ha remodelado este mundo/río y lo ha poblado de seres humanos de todas las épocas, son totalmente misterios.
La cubierta de la vieja edición de este clásico es psicotrónica, y su interior más.
Hamlet o cómo beber de la muerte
Es bien sabido que Sheakspeare tomaba vino con laúdano y marihuana, utilizando una calavera como copa. Decía que le ayudaba a reflexionar sobre la muerte. Suya es la frase: ''La muerte nos sonríe a todos, así que devolvámosle la sonrisa''. Y, eso hace el joven Hamlet cuando se encuentra al fantasma de su padre, que le cuenta, como al más puro estilo Rey León (que para algo es una adaptación suya), que su tío y su madre se habían confabulado para robarle el reino. Interesante clásico de Sheakspeare que da en el clavo con todo el tema de las pasiones humanas.
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? O Qué significa estar vivo
Una descarga de Ciencia Ficción que electrocutará tu percepción de la realidad. Si amanece, y hay un día más bien gris y totalmente rutinario, no lo dudes: ten a mano la receta K. Dick y hecha un poco de letras psicodélicas por el pasadizo de tu lóbulo parietal. Tu mente, seguro que te agradecerá que la alimentes con la historia de Rick Deckard, un taciturno cazador de androides, encarnado por Harrison Ford en su adaptación cinematográfica (Blade Runner).
Deckard solo quiere una cosa, y nada más que una cosa: tener un animal auténtico. Todo un símbolo de prestigio en un mundo que permanece cubierto por un polvo radioactivo que ha matado a casi todos los animales. Su reverso son los androides: seres biónicos que son casi calcados a los humanos, y que quieren a toda costa llevar la vida de los primeros. De ahí el título: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que vendría a preguntarse si la inteligencia robótica podría llegar a desarrollar los mismos sentimientos y anhelos de los seres vivos.
Philip. K. Dick fue uno de los mejores escritores del siglo pasado.
Frankenstein de Mary Shelley o cómo meterse en el pellejo del 'Creador'
Como la sociedad define valores morales a partir de cánones estéticos o la lucha entre el hombre moderno e ilustrado contra el ''salvaje'' son algunas de las premisas sobre las que se levanta esta catedral gótica de la escritura. Shelley dio luz a una de las obras más interesantes que uno puede llevarse a la cama en un frío día de tormenta.
Va sobre el ser que crea el científico Vicktor Von Frankenstein, conectando las diversas partes de otros cuerpos que astilla en el cementerio. Para lo que es la moral de la época (y probablemente de la derecha actual), Von Frankenstein comete un trágico error al intentarse equiparar con el 'Creador' y crear vida, de donde no la había. Las consecuencias son nefastas, porque, parece querer decir Shelley, la tragedia más absoluta está asegurada para aquellos que intenten imitar al big boss.
Y si De Niro lo interpreta, ya es un lujo en toda regla.
El fin de la eternidad o la atemporalidad del amor
Para el reloj, apaga el móbil y abróchate el cinturón porque llega el mejor Asimov. La Eternidad S.A es una extraña institución que existe fuera del tiempo desde donde se examina y analiza las diferentes realidades posibles y realiza los cambios necesarios para reconducir el futuro de la humanidad evitando conflictos y catástrofes.
El protagonista, Andrew Harlan, es el prototipo icónico de empleado de esta organización: un ser desapasionado, lógico y frío como una mañana de lunes. Pero, se enamora. Comete un ''error'' y se enamora de una bella aristócrata durante uno de sus viajes a través del espacio-tiempo. Pero, su relación puede cambiar el destino de la humanidad llevando a su destrucción. Con este gancho tan universal, pega Asimov en una de sus mejores textos, que realmente es una verdadera pasada.
Una buena lectura del viejo Asimov ayuda con casi todos los problemas de la vida.
Cuento de navidad o el mejor Dickens en versión onírica
El mejor Dickens, encima en formato mágico. El autor inglés que tan bien supo retratar las miserias del capitalismo industrial en el siglo XIX cuenta la historia de un hombre avaro y egoísta llamado Ebenezer Scrooge y el régimen de semiesclavitud al que somete a su trabajador: el pobre Bob Cratchig (con el que cualquier becario en duros problemas podría identificarse).
No queda ahí la cosa. No. Ebenezer recibe la visita de su antiguo socio que ahora opera en el averno, y que le envía a tres fantasmas de su vida para que le muestren todas las cagadas que ha hecho: desde esclavizar al pobre Bob, que tiene un hijo que está fatal, la verdad; hasta ver su propia tumba desolada por el frío invernal, y a la que nadie acude. Un mal viaje en toda regla que hará recapacitar a Ebenezer para dirigir su vida hacia otros derroteros más altruistas.
El malvado Ebezner y su tacañería son legendarias.
La guadaña de Ray Bradbury o el eco de la grandeza en pocas palabras
Hay pocas plumas como la de Bradbury. Unas pocas páginas le son suficientes para condensar toda la fuerza y misterio de la vida. La guadaña es un ejemplo genial de su trabajo. Bastan unos pocos folios de la prosa de Bradbury para que se erize la piel. La historia es asombrosa, inquietante, grandiosa, pero sencilla y elegante. Va sobre una familia granjera pobre, que al más puro estilo Las Uvas de la ira de Steinbeck vaga errante a la búsqueda de cama y comida.
Y, la encuentran, pero de que manera. Llegan a una casa solitaria en medio de un gran campo de trigo en la que se encuentran el cadáver de un anciano granjero. Y, una herramienta: una guadaña que empuñaba el antiguo morador de la casa. El padre de familia la vuelve a empuñar, pero se da cuenta de que el trigo que corta, vuelve a crecer al día siguiente. Resulta que no es trigo lo que sega.
Bradbury también parió otros clásicos geniales como Farenheit 451.
La escritura del Dios de Borges o las huellas de la divinidad
Imagina que Dios escribiera todo su poder en una superficie de la Tierra: una planta, un cascada o la piel de un animal. Por ahí van los tiros en la historia de Borges, en la que cuenta la historia de Tzinacán, de profesión ''mago en la pirámide de Qaholom'' que desde hace muchos años comparte prisión con un jaguar del que solo le separa un muro medianero.
Está físicamente deforme y sabe que nunca más saldra de esa celda. Y solo se dedica a la actividad mental. Quiere descubrir una fórmula divina que sería capaz de solucionar todos sus males. Pero encuentra la respuesta a su pregunta, ya no le importa, porque ha llegado a un nivel de enlightment en el que ya le da igual todo.
La escritura del Dios pega un buen bocado.
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