Las
cometas que surcan el cielo de Kanpur (Bangladesh; 3
millones de habitantes) son casi las únicas que pueden escapar de la
telaraña eléctrica que asfixia y da vida a esta ciudad. Porque a
ras de suelo, los moradores de esta ciudad bengalí están condenados
a vivir bajo la maraña mutante de cables eléctricos que la hacen latir. Todos menos uno: Loha Singh, rey de los Katiyabaaz
(ladrones de luz) que desde las
alturas, roba la corriente a los ricos para repartirla entre el
'pueblo'.
Singh
forma parte de una miríada de anárquicos electricistas que se
manejan grácilmente por el exoesqueleto de cables que recorre todas
las calles de esta ciudad bengalí. Es el mejor entre ellos. Por eso
su historia fue elegida para ser el hilo conductor del documental
Katiyabaaz (ladrones de luz;
Powerless, en inglés).
Un impactante relato que narra las condiciones en las que viven estos Robin Hoods de los amperios, en una ciudad con cortes de luz de hasta
dieciocho horas diarias.
El documental es tremendo. En él, se ve cómo Singh se dedica a cortar cables de alta tensión (con los dientes) mientras los manipula, los corta y los ramifica en un sinfín de ramales secundarios que trasvasan la electricidad de manos de la eléctrica Kesco a los nativos locales. Todo ello, con sus propias manos y sin ningún tipo de protección. Para los más desfavorecidos de Kanpur es un héroe. Para la Kanpur Electricity Supply Company es una variable amenazadora, un agente del caos.
El documental es tremendo. En él, se ve cómo Singh se dedica a cortar cables de alta tensión (con los dientes) mientras los manipula, los corta y los ramifica en un sinfín de ramales secundarios que trasvasan la electricidad de manos de la eléctrica Kesco a los nativos locales. Todo ello, con sus propias manos y sin ningún tipo de protección. Para los más desfavorecidos de Kanpur es un héroe. Para la Kanpur Electricity Supply Company es una variable amenazadora, un agente del caos.
El mismíssimo Loha Singh en persona, en una recreación de su faceta de Katiyabaaz.
El
cableado eléctrico recorre todas las alturas de la ciudad como si
fueran las venas que le dan vida. Kanpur es uno uno de los mayores
polos industriales de Bangladesh, y cientos de miles de personas
necesitan electricidad para sacar adelante sus pequeños talleres.
Los apagones significan pérdidas, y en ocasiones días y días de
espera (que pueden traducirse en perjuicios fatales). Es allí, donde
aparecen Loma y otros como él; listos para drenar el poder eléctrico
hasta todo aquel que lo quiera.
Para
ello, se encarama a las alturas, crea distópicos empalmes en
gigantescos transformadores. O hilvana cuidadas trenzas de cableado
desde las grandes líneas de la compañía eléctrica hasta pequeños
hogares. ''La gente de las eléctricas están obligando a todo el
mundo a convertirse en ladrones'', dice un ciudadano, entrevistado en
el documental. ''El mercado entero le conoce; nuestras tiendas
funcionan gracias a él'', apunta otro. Quedarse sin luz en Kanpur,
es sinónimo de problemas.
Sus métodos son originales, pero funcionan (no lo intentes hacer en casa).
Porque
la mayoría de gente, en esta ciudad que está entre las diez más
contaminadas del mundo, cuenta con su salario diario para comer y
salir adelante. Es por eso, que un corte de luz supone para la gente
de Kanpur mucho más que un handicap. Son
muchos los que afirman que los técnicos de las eléctricas exigen
sobornos y cobran de más cuando tienen que arreglar las averías.
Ese es el argumento, que sostienen los Katiyabaaz's para jugarse la
vida empalmando cables de alta tensión.
Y
de entre ellos, Loha Singh es el mejor. Pertrechado de sus escaleras
de bambú y sus desgastados alicates, camina diariamente por todo
Kanpur arrancándole vatios a todo el cableado que se le ponga por
delante. ''Soy el empalmador de cables más feroz del área. Mis
empalmes pueden soportar las tormentas más fuertes, y nunca se
romperán'', dice orgullo Singh.
Quien
asegura que la ciudad está dividida entre dos grupos: los que se
pueden pagar la luz y los que no.
Loha, introduciéndose en una de las marañas de cables que cubren toda la ciudad.
Loha
vive sumido en la pobreza, igual que la mayoría de los habitantes de
Kanpur. Se juega la vida cada día, empalmando cables, por poco o
nada. ''Para mejorar la vida de sus vecinos'', según dice en el
documental, donde afirma que no hay otra alternativa para la gente
pobre del área ''que enchufarse a los cables de los más
poderosos''. Una práctica que les proporciona luz, sí. Pero,
también provoca cientos de arrestos cada año. Y que ha dejado
serias secuelas en todo su cuerpo.
Sus
dedos están llenos de quemaduras, hasta el punto de que bromea
diciendo que ''podría ser el mejor puenteador de Kanpur sólo con
dos dedos (que son más o menos los que le quedan finos). Pero hay
riesgos más elevados como: quedarse enganchado a la corriente (como
le pasa en ocasiones) o quedar atrapado en medio del fuego de un
cableado. Nada de esto parece preocupar a Loha, quien camina
tranquilamente por las calles de Kanpur con el aplomo de alguien que
sabe que pone su vida en el tablero por algo que vale la pena.
Puedes ver todo el documental aquí.
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