La
llaman Lima la gris, Lima la triste, por su cielo perennemente
encapotado; por sus mañanas esculpidas en bloques de niebla. Por sus
realidades como bloques de concreto (cemento).
Y, sin embargo, ¡qué joyas del arte urbano están veladas en sus
millones de muros! Que llamaradas de color aparecen sin avisar,
maquillando el alma de esta metrópolis de 10 millones de personas. Que
se entrelazan cada día bajo el rodillo de un tráfico infame y el
rico mundo de las culturas andinas.
Es precisamente ese mundo precolombino y su amor por la madre Tierra
el que parece abrirse paso entre las grietas de la ciudad. Como si
fuera destello inca que amenaza con cubrir los grises muros de Lima
para resucitar el alma del imperio andino. Lo hace a través de
maravillosos murales, que nos muestran al ser humano y su relación
con la naturaleza a través de perspectivas totalmente rompedoras.
Prepárate para un viaje hasta las raíces de la vida a base de arte
en estado limeño.
La mayoría de murales limeños se centran en la relación de los
pueblos andinos con la Tierra y el universo. Ponen el foco en un
potente imaginario chamánico, en el inconsciente colectivo o en
coloridos mundo enteógenos, creando ventanas a 'otro mundo' en los muros de la capital peruana.
Ventanas para volver a la naturaleza
Lima es una inmensa maquina que engulla tierra y arena, y a cambio
devuelva cientos de casas. Su ubicación en un territorio inhóspito
y desértico, sumada a su inmensa población, quiebra el recuerdo de
la naturaleza entre sus gentes. Hasta que su memoria resurge entre
estos tatuajes urbanos.
Desde las junglas amazónicas a la jungla de asfalto
Muchos de los graffittis urbanos de la capital peruana
muestran el rico imaginario animista de los pueblos amazónicos. Hay
figuras animales que parecen deslizarse por el asfalto con el mismo
sigilo y precisión que emplearían en los bosques forestales. Son
sombras de color en el tapiz urbano.
Recuerdo del pasado en el presente futuro
El arte urbano limeño crea un vínculo con una rica cultura
ancestral que se no tiene mucha presencia en el mundo actual. Parecen
diapositivas que se intercalan en el tejido del presente para
recordar de manera elocuente el rico pasado cultural de la América
precolombina.
Rastros de una identidad quebrada
Son un testimonio del convulsa etapa de la dictadura militar
(1968-1979) que causó estragos como en la mayoría de países
latinoamericanos. Muchos de los murales limeños son un testimonio
vivo e impactante de los opresivos días de la dictadura de Velasco,
y sus efectos en la población peruana.
Punto de vista enteógeno
Punto de vista enteógeno
Muchos de los murales respiran a través de la visión enteógena de
los pueblos peruanos. Famosos por su uso sacramental del Ayahuasca y
el cactus San Pedro, los peruanos han desarrollado un arte panteísta,
donde se exploran las fronteras internas y externas del ser humano.
Los incas siguen vivos
El poder de los incas y su rica cultura sigue viva en las paredes
limeñas. Desde su ya cada vez más lejano imperio (1438-1533),
siguen gobernando el espíritu de los peruanos. Y lo hacen, desde
decenas de murales desde los que muestran la criptográfica dimensión
de su gran cultura.
Fin de la discriminación
También, llaman a la igualdad de trato entre todas las etnias que
forman el tejido limeño. Del que muchas veces, se ven perjudicados
los inmigrantes andinos, los pobladores de la selva o las gentes más
humildes, en detrimento de los descendientes de los colonizadores y
los más acaudalados.
Toque de atención a la Iglesia
La Iglesia tampoco escapa a la muñeca de los graffiteros limeños.
Sus dedos mojados de tinta crean recordatorios explícitos en la
carne de la ciudad sobre las terribles consecuencias del énfasis
evangelizador de los padres misioneros. Y su cruzada contra las
creencias andinas y quechuas.
¡Enciende ese ritmo!
La cultura musical peruana muestra una interesante convivencia y
fusión de ritmos melosos caribeños, tristes baladas 'rompevenas',
música instrumental, y potentes ritmos afroperuanos. Sin duda
alguna, la música es la corriente silenciosa que da vida al día a
día en Lima.
Es una ciudad dura y puede llegar a ser demoledora. Sus 10
millones de habitantes juegan una suerte de partida mortal con el
tráfico y el smoog que invade regularmente la ciudad. Ante
tal tesitura, el arte se ha vuelto en una válvula de escape para
escapar mentalmente de esta macro urbe.
El amor, receta de supervivencia
''Llama el amor la noche limeña, porque sus días son
descorazonadores'', esta cita anónima refleja muy bien la onda
amorosa que hay en la capital peruana. El malecón de la playa está
lleno de enamorados, y no es difícil encontrarse a decenas de
parejas en sus parques y plazas.
Todos somos pasajeros
Como reza este mural de Elliott Túpac, "todos somos pasajeros".
Inquilinos de este planeta, con la responsabilidad de velar por él, y
no convertirlo en una cáscara vacía de vida. Han sido las manos de
este genial graffitero, las que han engalanado las mejores paredes de
la capital peruana.
Homenaje a la voz de latinoamérica
Las calles de Lima exudan notas de color en homenaje a Mercedes Sosa,
''la negra''. Las letras de esta cantautora argentina, centradas en
los más desfavorecidos y en las injusticias de América Latina,
calaron hondo en la cultura peruana. Y dejaron un recuerdo imborrable por toda la ciudad.
Los andes en el corazón
Millones de limeños siguen teniendo a los andes en el corazón, a
pesar de haberse aposentado en Lima. Son los muchísimos emigrados
desde las poblaciones de esta gran cordillera a la capital. Que
caminan sobre el gris hormigón de la megalópolis, con el corazón
puesto en las montañas.
Homenajes al perro sanador
El Kaclla, en qechua, o perro sanador, es el perro patrio peruano y sus mística apariencia recorre los muros de la ciudad, como si se
deslizara entre dos mundos. Idolatrado por los Incas, este perro sin
pelo se ha convertido en uno de los signos de la mesoamerica anterior a la colonización
española.
La hoja de Coca, el gran legado cultural andino
La hoja de Coca, y su empleo ya sea mascado o en té, es uno de los legados culturales andinos que más pervivencia tienen en la cultura limeña y peruana actual. Es un recurso natural empleado en su medicina tradicional para males estomacales, reumáticos, circulatorios, anímicos e inmunitarios.
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