Los indígenas de Sentinel del norte,
oriundos de las lejanas islas Adaman, podrían afrontar en breve uno de los
peores destinos para una tribu no-contactada: convertirse en una feria de carne
y hueso. Están en el blanco de los
safaris de tours humanos. Como ya les ha sucedido a sus vecinos de
archipiélago, los jarawas. Quienes,
ahora, son los protagonistas de un espectral tour. Pero, hay una diferencia
sustancial entre ambos pueblos: en Sentinel del norte, disparan a matar. Y lo
hacen contra cualquier iluso que se atreva a acercarse a sus lejanas costas.
Ambos pueblos indígenas forman parte del
lejano archipiélago de las Adaman en las lejanías del golfo de Bengala. Un
conjunto de islas perdidas en el Océano Índico cuyos habitantes habían
permanecido en casi completo aislamiento desde hace 55.000 años. Una situación
que cambió drásticamente: primero con el dominio colonial inglés; y después con
el gobierno de la India. Que pusieron en el mapa a unas islas olvidadas por los
moradores del planeta desde la última
edad de hielo. Ahora, su mundo podría estar a punto de colisionar con el
nuestro.
Pasar
a cuchillo
Los indígenas de Sentinel del norte
disparan a matar contra cualquiera que se acerque a sus arrecifes coralinos, tapizados
por aguas de translucido color esmeralda. Y lo hacen con tal precisión, que
pueden alcanzar a un humano a 100 metros. Prueba de ello son los dos pescadores
que mataron en 2006 por acercarse demasiado a sus costas. No en vano, el
aventurero veneciano Marco Polo clasificó su mundo isleño como “territorio de
cortadores de cabezas”.
Un jarawá mira
atónito como un turista le ofrece un caramelo desde el coche-safari. (Fuente).
Muy probablemente, haya sido su filosofía
marcial la que le haya permitido conservar su estilo de vida. Sus vecinos de la
isla Gran Adaman no corrieron la misma suerte: los británicos edificaron en su
isla uno oscuro presidio que albergaba disidentes indios. Más recientemente, los
jarawas (otros de sus vecinos indígenas de archipiélago) fueron sorprendidos
por una carretera ilegal que se edificó en su territorio. Y que empresas sin
escrúpulos utilizan para hacer safaris humanos.
Safaris
armados para ricos
El encanto y la belleza de la isla de Sentinel
del norte la convierten en un blanco para los turistas pudientes en busca de ‘aventuras’.
Varias empresas de dudosa legalidad y (pésima ética) ya están ofreciendo
recorridos de buceo por el casco hundido de un mercante hongkonés que yace
cerca de su costa. Protegidos, eso sí, por un equipo fuertemente armado. No es
descabellado pensar que, en el futuro, estas expediciones irán a más; hasta
recorrer la misma geografía de la isla.
La
isla tiene una bahía interna repleta de arrecifes de coral y pequeños atolones.
Organizaciones defensoras de los derechos de los
indígenas, como Survival, temen que esta practica atraiga a turistas ricos de
todo el mundo en busca de adrenalina. El
resultado puede ser catastrófico para ambas partes. Para los turistas porque probablemente reciban una marcial bienvenida de los 400
indígenas que se cree quedan en la isla. Y para los mismos nativos porque son
extremadamente vulnerables a las enfermedades occidentales, debido a su
aislamiento.
La
muerte viste de blanco
La muerte para los indígenas de las Adaman
viste de blanco; con la elegancia impoluta de los sastres de Londres. A esa
conclusión, debieron llegar los indígenas de Sentinel del norte cuando se
enteraron de como los británicos instalaban una prisión llamada Kala Pali (“la
muerte en el agua”) en la vecina gran Adaman. Un lugar siniestro a más no poder,
donde enviaban a los prisioneros políticos indios. Y donde los mantenían en
completo aislamiento durante años.
Un indígena de la mermada tribu de los Adaman, en la mayor de las islas del archipiélago.
De los 7. 000 nativos que se calcula había en
la isla mayor del archipiélago a la llegada de los ingleses al final del siglo
XVIII, tan sólo quedan 54. Las
enfermedades que portaban los soldados, las represalias y el maltrato
injustificado, o la depresiones
alcohólicas fueron las principales guadañas. Esa podría ser la mejor
explicación de por qué los habitantes de Sentinel del norte rechazan tan enérgicamente
a los visitantes extranjeros. Es su principal baza de supervivencia.
Misterio
entre los manglares
La isla de Sentinel del norte representa un
enigma interesante para la ciencia. Que a menudo se pregunta: ¿Qué singulares y
únicas especies contendrá esta isla, aislada desde hace 12.000 años? Una pregunta
magnética. Ya que las especies de la isla podrían presentar singularidades
únicas propias de la última edad de hielo; cuando, se cree, la isla (como el resto
de las Adaman) estaba conectada a la península de Indochina. A la que estaba
conectada por un corredor que atravesaron sus actuales moradores.
“Si un extranjero llega a su tierra,
inmediatamente, lo matan; y acto seguido, se lo comen”. Se trata de una cita
que atribuyeron al célebre aventurero veneciano Marco Polo sobre esta tribu.
Pero, la verdad es que sus estrategias parecen estar más ligadas a la supervivencia,
que a la crueldad. No está de más recordar, que la mayoría de tribus indígenas
han encontrado su perdición en su bondad e inocencia. Que les ha convertido en
blanco fácil para los explotadores y los genocidas.
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