Las luces se apagan y todo el mundo que conociste queda
condenado a vivir bajo las pesadas cenizas de un invierno nuclear. El
calor aumenta por el efecto invernadero que se produce, pero no
volverás a ver el sol durante mucho tiempo: las cenizas tapan toda
la bóveda celeste. Si conseguiste escapar al efecto de las bombas,
prepárate para tener que vivir en un mundo postapocalíptico donde
nada volverá a ser igual. Bienvenido a un mundo digno del Martillo
de Lucifer.
Planeta muerte
En caso de gran cocida nuclear, nuestro planeta se
convertiría en el último apeadero en el tránsito de la vida
interestelar. En la estación muerte. La explosión combinada de
varias bombas nucleares, no solo libraría dosis aniquiladoras a la
atmósfera, sino que de paso también destruiría fábricas,
oleoductos y centrales nucleares. De nuestro planeta, quedaría poco
más que un cascote tormentoso flotando en la deriva galáctica. Nos
convertiríamos en la última parada de la Vía láctea.
Nuestra desaparición traería consecuencias muy
positivas para el ambiente y las otras especies.
El reino de los insectos
Muchos insectos tienen una tasa de resistencia a la
radiación muy superior a la de los seres humanos. La ciencia los
etiqueta como “radioresistentes”. Las cucarachas, por ejemplo,
son de 6 a 15 veces más resistentes a la radiación que los humanos.
Otros animales como las hormigas también darían juego en este
mundillo. Aunque, sin duda, los 'jefazos' de este escenario serían los
escorpiones: pueden aguantar hasta 100 veces la radiación que
soporta un bípedo urbanita.
La naturaleza del Homo Sapiens Sapiens 3.0 trae
muchas dudas
Hal al mando, relevados por las máquinas
La confluencia entre el desarrollo de la Inteligencia
Artificial (hasta Hawking lo dice) y una guerra nuclear podría
llevar a la supresión de nuestra autonomía. La IA podría decidir
que no somos capaces de cuidarnos a nosotros mismos y tomar el
control de nuestro propio futuro. En la ciencia ficción, es una
línea argumental que se ha seguido hasta la ampliamente siguiendo la
ley cero de Asimov. “Un robot no hará daño o, por inacción,
permitirá que un humano sufra daño”.
Reconzcámoslo: no va hacer falta mucho para que las
máquinas nos arrinconen.
Vuelta a las cavernas
Te acuerdas de ese tipo/a que te hacía la vida
imposible en el instituto y que ahora trabaja en el Carrefour (en
realidad, está mejor económicamente que tú que estudiaste algo,
pero eso es otro tema); ahora será el jefe de tu comunidad y tu
vivirás para servirle. La guerra nuclear ha invertido las manillas
del reloj. Toda la tecnología ha caído y los humanos hemos vuelto a
la era del fuego.
Toda expansión trae su contracción y nuestra
evolución podría ser muestra de ello.
El amanecer de Suburbia
El mundo está horadado de túneles y búnkers diseñados
para aumentar nuestras posibilidades de supervivencia en caso de una
guerra nuclear. La radiación ultravioleta, la disminución de la
calidad del oxigeno o posibles bestiantes mutantes darían alas a los
planes de los 'survivalistas'. Así se identifican quienes han creado
refugios antiatómicos en los patios de sus casas. Atentos que esto
no es ninguna broma: Suiza tiene espacio para toda su población en
búnkeres. Las casas vienen de serie con un sótano para hecatombes
nucleares o fiestas bávaras de la cerveza.
La vida subterránea y debajo de los océanos podría
ser algo común el día de mañana.
El club del 1%
El club del 1% (el porcentaje de nuestra población que
acumula las mayores reservas) coparía la protección contra la
radiación. La desigualdad entre los seres humanos sería mayor que
nunca. Los refugios nucleares se convertirían en fortalezas regidas
por los más poderosos. A los demás, no nos quedaría más remedio
que pelarnos el cobre en el exterior. Probablemente, aparecieran
neo-señores feudales que reinaran pequeñas ciudades estado. Y, por
supuesto, una gran horda de bandidos.
Si te parece que hoy hay desigualdades, esperate a
que escaseen los recursos.
Destino: espacio exterior
Una guerra nuclear podría aniquilar la presencia humana
en nuestro planeta. Migrar al espacio exterior podría ser una de
las únicas posibilidades de supervivencia para el ser humano. La
Luna o Marte suenan como los destinos más probables. Aunque, no hay
que desdeñar la opción encontrar planetas habitables como Kepler
62e, Gliese 581g o Tatu Ceti. Todos son opciones muy lejanas, pero
con el desarrollo de velas
solares y serías mejores en el campo de la criogenía.
Destino, las estrellas. El futuro de nuestra
civilización pasa por la emigración estelar.
La lluvia 'negra'
La lluvia 'negra' es la peste bubónica a lo que a
catástrofes nucleares se refiere. Poco después de que las bombas
cayesen, partículas radioactivas subirán al cielo y luego caerán
por todo el mundo. Serán tran pequeños y extendidas que apenas
podremos verlas. Pero, se harán notar. Una de ellas, el
Estroncio-90, engaña al cuerpo para que éste piense que es calcio
cuando se inhala o consume. De ahí, viaja directamente a la médula
osea donde se propaga por el cuerpo en forma de cáncer de huesos.
Pronostico del día: está chispeando Estroncio.
Hoy, tormenta perfecta
Consultar el parte meteorológico, se volverá
fundamental en un mundo que padecerá de dos a tres años de
oscuridad congelada. Eso para empezar. A bote pronto. Los escombros
enviados a la estratosfera, no solo bloquearán la luz del Sol, sino
que también afectarán al clima. Las nubes se volverán muchos más
acuciantes y la temperatura de la Tierra caerá rápidamente en un
invierno nuclear. En resumidas cuentas: no querrás salir demasiado
de casa.
Una atmósfera llena de metales pesados sería una
auténtica calamidad.
Un barrio poco concurrido
Se estima que solo 500 millones de personas
sobrevivirían a una guerra nuclear en el planeta. Eso equivale,
aproximadamente, a que solo sobrevivirán uno de cada 14 personas.
Los pocos supervivientes vivirán en un mundo sin apenas energía,
con terribles tormentas, bandidos, reyezuelos, letales rayos
cósmicos, fieras salvajes (algún elemento mutante caerá seguro) y
demás complicaciones de vivir en un mundo postapolíptico. “Menuda
putada”, pensarán seguro.
La expansión de nuestra raza sin previsión de las
consecuencias será el fin de la Tierra.
Más material para salvar el planet:
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