La traficante china Yang
Geng Gang, conocida como “la reina del marfil” fue arrestada hace 3 años en
Tanzania acusada de liderar una banda internacional de tráfico de colmillos de
elefante. Esta semana ha sido condenada por el tribunal de la ciudad de Dar es Salaam a pasar 15 años entre rejas o a pagar 11.6 millones de dólares. Lo que equivaldría
a doblar el precio de mercado de los 860 colmillos de elefante que, se sabe,
traficó entre 2000 y 2014. Sus actividades asestaron un duro golpe a un
elefante de Tanzania que vio cómo su población declinaba un 60% de 2009 a 2014.
Naturalmente, las multas de
prisión y las sentencias nunca traerán de vuelta a los más de 400 elefantes que esta mujer ha ayudado a masacrar para venderlos en el mercado negro. Una tragedia que ha ayudado enormemente
a diezmar la población de elefantes, que tan solo en 5 años ha descendido a
menos de la mitad en Tanzania. La sentencia, sin embargo, demuestra la voluntad
del país africano de luchar contra la caza furtiva y de preservar la biodiversidad.
Sin embargo, la opinión pública hacia la persona de la contrabandista es muy
negativa. Según Amani Ngusaru, de World Wide Fund of Nature: “No es castigo
suficiente para las atrocidades que han cometido”. Y remata diciendo: “Son
responsables de la caza y asesinato de miles de elefantes en Tanzania".
La sentencia sentará precedentes
La corte de Tanzanía ha
decidido que la contrabandista, Yang Feng Glan “organizó una red internacional
de contrabando mediante la caza furtiva de elefantes y el robo de marfil”. Geng
Shuang, portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chinos, apoyó la
sentencia. Según el portavoz del gigante asiático: “Nosotros no protegemos las
actividades de los ciudadanos chinos y
apoyamos la resolución del gobierno de Tanzania”. Sin embargo, China juega un
rol muy importante en la extinción de los elefantes al ser el mayor consumidor
mundial de marfil, a pesar de que recientemente han prohibido su comercio.
El contrabando de marfil sirve para financiar a las milicias africanas y a los grupos armados.
Fuentes policiales
aseguran que Yang, de 69 años, habría
vivido en Tanzania desde los años 70 y que era secretaria general del
concilio de negocios chino-africano.
La contrabandista china también es fluida en Swahili y posee un popular
restaurante chino en la capital, Dar es Salaam. Solo en la última década,
África ha perdido alrededor de 110.000 elefantes.
Se estima que todavía quedan 415.000
individuos viviendo todavía en el continente, de acuerdo con World Wide Fund
of Nature. En Tanzania, sin embargo, la población ha descendido de 110,000
ejemplares en 2009 a 43.000 en 2014.
¿A
dónde y qué se hace con todo ese marfil?
Tanto tú como yo nos
preguntamos a dónde va todo ese marfil y qué hacen con él. Qué justifica que se
maten cientos de miles de elefantes. En primer lugar, los países con mayor
demanda de marfil del mundo con China, Vietnam y Tailandia donde es convertido
en joyería y ornamentos. Ese es el primer escalón de una cadena bastante larga.
Luego de llegar a las costas asiáticas, los colmillos y cuernos tienen diferentes
destinos: ornamentos tradicionales, teclas de piano o incluso bolas de billar
(solo para ricos) se nutren de la exterminación de uno de los animales más
icónicos de nuestro planeta.
Los colmillos de elefante funcionan como una auténtica divisa en muchas zonas de África.
Desde China a Tailandia,
pasando por los Estados Unidos o la Unión Europea, hay un deseo muy poderoso de
obtener marfil de elefantes de una manera u otra. Las poblaciones de elefantes
africanos representan la mayor fuente de marfil de un mundo enfermo que
extermina especies totalmente por un capricho o una figurita decorativa. Y es
más: el dinero de esos caprichos se convierte en la financiación de los grupos paramilitares
que asolan África sembrando el caos y la destrucción más absoluta. Muerte por
muerte. Colmillos arrebatados a los pobres elefantes y convertidos en comida
para algunos, pero en armas para otros.
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