Con esa cita, tan demoledora como un aquaplash en
la M-30 en pleno invierno, arranca la brutal tarea de la Open Data Plataform; una plataforma sin ánimo de lucro (otro que la
supervivencia del planeta) que analiza el impacto que tenemos sobre el
medioambiente. Desde las personas hasta los países. Se trata de una herramienta
muy intuitiva e interesante que mide el balance entre biocapacidad/cotaminación. Una manera de muy intuitiva de poner
blanco sobre negro el estado de un entorno y la presión medioambiental a la que
se ve sometido. El análisis va de chico a
grande, mostrando desde la huella de una persona hasta impacto de un país. Su
estudio arroja neologismos que van a estar muy de boga en los próximos años: biodéficit,green assets (activos
verdes) o biocapacity
(biocapacidad).
Rojo sobre verde, la Foot Print Network muestra como hay países con cierta capacidad de “reservas verdes” (sobre todo, alojados en el cono sur de Latinoamérica). Y otros con “déficit ecológico” en las zonas norteñas del globo. Ese estado de pérdida o “déficit” es muy interesante; ya que nos permite señalar rápidamente aquellas áreas del globo donde la actividad humana desborda la capacidad de regeneración que tienen el entorno para absorber el dióxido y transformarlo en oxigeno; y otras, donde la huella de carbono (contaminación) es menor que la capacidad del entorno para regenerarlo. Los países con la leyenda en rojo tienen pérdidas en su balance de carbono y, por lo tanto, contaminan más de lo que absorben.
La huella ecológica, dólares a la vista
Por alguna extraña razón, ajena a todo pensamiento
racional, no hemos mantenido una relación de sostenibilidad con el entorno en
el que vivimos. Algo poco PRACTICO. El verde del mapa indica aquellos países
donde la huella ecológica está dentro de los confines de la capacidad del
sistema. El rojo indica los países donde la huella de carbono ha convertido a
ese estado en un país deudor de carbono. Muchos de estos países con deudas de
Co2, importarán “bonos de carbono” de los países que están en verde para equilibrar
sus emisiones. Así, se crea un mercado de la contaminación; donde los países
que absorben más Co2 venden esas capturas a un segundo.
La deuda por capita de países como Japón es altíssima, por ejemplo.
Clicando sobre cada país
del mapa de Global Footprint puedes ver el carbonazo que produce cada uno. En
países como Japón, por ejemplo, encontramos que la huella de carbono por
persona es altíssima (por cada persona se necesitan 5 hectáreas de bosque).
Mientras que el capital del país como sumidero de carbón es baja (por cada persona
0.7 héctareas). ¿ El
resultado? Un triste – 4. 3 hectáreas por persona. Eso nos dá una idea
aproximada de la deuda persona/hectárea del país nipón. Se trata de un pufo bastante considerable a nivel
global. Y no es el único país.
Deadline para el Co2, cada día más cerca
Una de las cosas más chulas del proyectos es que te permite calcular tu huella de Co2.
Deadline para el Co2, cada día más cerca
El echo de poder calcular el consume que tenemos
de Co2, cada año, ha permitido a los desarrolladores de esta aplicación llegar
a un concepto genial: El día del
Deadline de carbono. Cada país tiene
uno donde se muestra el punto donde el par absorción de Co2/producción de
carbono. Es el conocido como deadline de la Tierra. El día del año donde cada país empieza a entrar en números rojo de carbono. El día final. El momento en que los contadores se ponen a zero y la Tierra empieza a sufrir el efecto del hombre.
Una de las cosas más chulas del proyectos es que te permite calcular tu huella de Co2.
Esta herramienta es muy útil para ver hasta que
punto estamos degradando nuestro ambiente. “No puedes controlar algo que no
puedes medir”, como reza la publicidad de esta plataforma que trabaja con el Wide Fund for Nature. Estas medidas tienen en cuenta todo lo que necesitamos para vivir y ser sostenible. Más allá de eso también, la necesidad de agua que tenemos para ocupar nuestras necesidades o los bosques que tenemos que plantar para absorber los gases invernadero. El Cambio Climático es la expresión máxima de esta deuda ecológica. Que, de seguir así, traerá más olas de calor, incendios y subidas del nivel del mar.
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