Desde 1960, la cantidad de agua disponible per capita ha descendido a casi la mitad, llevando a que el 40% de la población vea cómo peligra su acceso al elemento rey. En 2030, para empeorarlo, la demanda de agua potable excederá a la disponible por un margen del 40%. Y, eso amigo significará un aumento tan considerable en el precio del H20, que avivará diversos conflictos regionales hasta la chispa de la guerra. Mientras tanto, los efectos del Cambio Climático son cada vez más evidentes y la sequía amenaza a 1/4 de la población mundial.
Puede que vivamos en un "planeta azul", pero menos del 3% de toda nuestra agua es potable; la mayoría de ella está encerrada en glaciares o nieves perpetuas. Tanto es así, que desde 1960 nuestro nivel de agua per capita ha disminuido a la mitad. Lo que ha significado un billete sin retorno para un gran rango de habitantes del África subsahariana, las planicies de Asia central o el centro de Australia. A medida que aumenta la población del planeta muchos se comienzan a plantear si deberíamos racionar al líquido rey; mientras otros intentan convertirlo en un activo que cotice en las principales bolsas del mundo.
Fuente
de futuros conflictos
Según los
investigadores del Centro Europeo de Investigación Conjunta (el JRC) las
posibilidades de que se den estas guerras entre los próximos 50 o 100 años es
de entre un 75 a un 95%. El agua será, probablemente, fuente de futuros
conflictos a medida que el ratio de gente que carece de ella aumenta. Los
márgenes del río Bahamputra, del Nilo o del mismo Colorado son
frecuentemente escenario ya de tensiones regionales. Y lo serán cada vez
más, a medida que las consecuencias del Cambio Climático comiencen a hacer
mella en nuestro planeta.
Con una
demanda global de agua proyectada para aumentar de un 20 a un 30% para 2050,
emergerán nuevas fuentes de conflicto, debido al fuerte impasse que hay entre
la oferta y la demanda. China, por ejemplo, se ha convertido en uno de los
países con mayor 'stress' hídrico del planeta. Y su política de presas masivas
está cortando el agua que hasta hace poco alimentaba a Nepal, India o Corea.
Corremos el riesgo de que el acceso a lo recursos hídricos dependa de nuestro
pasaporte y de la profundidad de nuestra tarjeta bancaria.
China se ha tomado muy enserio lo monopolizar las fuentes de agua.
El interesante combo del agua es que la necesitamos para todas las actividades humanas; desde la salud hasta la economía. Por lo tanto, el instinto que tendremos para luchar por su control será muy alto. Varios de los conflictos más cruentos del siglo pasado: las guerras civiles de Ruanda y Sudán tuvieron un denominador común: el H20. El agua es el recurso más necesario para la vida del ser humano en este planeta; a medida que se va haciendo más escasa, aumentan los conflictos por su monopolio.
O Cambio Climático e sobrepoblaçao: una dupla temible
La dupla formada por el Cambio Climático y la sobrepoblación es el primer
factor en la carestía del líquido rey. No, en vano un 11% de la población (unos
7400 millones de personas) tienen problemas de acceso a ella, ahora. Si la
situación empeora, podrían provocarse revueltas como en Somalia o en Yemen;
donde la falta de recursos hídricos para abastecer al ganado ha provocado el
alzamiento de diversas facciones armadas. En Bolivia, por ejemplo, su
privatización llevó a las conocidas como guerras del agua de Cochabamba; unas revueltas populares por su privatización.
La broma no se acaba allí porque a medida que secamos las fuentes de agua potable, aumentan los conflictos, pero también el porcentaje de agua dulce en los mares del planeta. A medida que desciende el agua dulce, lo hace también la posibilidad de regar los cultivos para aquellos que no tienen acceso a plantas desalinizadoras. Así, se genera un círculo que empobrece a millones de personas en el mundo.
El Cambio Climático está trayendo sequías y olas de calor alrededor del globo, pero no solo eso. La incipiente escasez de agua se debe a la insana cantidad de H20 que necesitamos para, por ejemplo, producir carne o accesorios de moda. "Estamos tirando estúpidamente al auténtico elixir para la vida en nuestro planeta", apuntaba Brian Fagan, profesor emérito de antropología de la universidad de California y autor de numerosos libros de divulgación sobre el estado del agua en nuestro planeta.
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