El Polo Norte ha
entrado en barrena y ha comenzado a liberar unas partículas radioactivas
conocidas como Chlorino-36. Se trata de isotopos radioactivos que
habrían quedado atrapados entre las capas de hielo en los tiempos en los que fumigábamos
con el plaguicida DDT (dicloro difenil tricloroetano). Este brebaje insecticida
fue usado con mano ancha por agricultores y ejércitos de medio mundo por “su
alta eficacia”. Muchos de los compuestos químicos que lo formaban viajaron por
las corrientes y acabaron en en las superficies frías del planeta, especialmente en el Ártico.
Ahora tras casi más
de 60 años desde que los Estados Unidos prohibiera el DDT, se está descubriendo,
que muchos de los compuestos que formaban este pesticida, se elevaron a atmósfera
y se concentraron en el Polo Norte. Ahora, casi medio siglo después, el calentamiento
global está devolviendo a los compuestos del DDT a la atmósfera…Pero el
problema no acaba allí: se está introduciendo en la cadena alimentaria y ha mutado.
Todo el
camino hasta la cima del mundo
El DDT fue como
considerado como un producto mágico hasta mediados del siglo XX. Hasta que se descubrió que sus isotopos radioactivos pervivian en la cadena alimentaria. Lo
denunció Rachel Carson en su libro Primavera Silenciosa, en 1962, donde denunciaba que varias partes de este compuesto (como el clorhídrido) permanencían en la
cadena alimentaria y aumentaban su concentración. Es ya la primera causa de muerte para los animales en el Ártico.
El deshielo
de los glaciares ha lanzado a la atmósfera potentes insecticidas industriales.
Lo que nadie
esperaba es que su hubiera alojado en la atmósfera y estuviera viajando hacia
el Polo a través de las corrientes. Esas partículas quedaron atrapadas allí
para coger la corriente del Golfo y aparecer en el Ártico. Allí, se ha idoalmacenando en las progresivas capas de hielo que configuran los glaciares. Ese cloro radioactivo se está devolviendo a la corriente del Ártico y están causando un envenenamiento de la fauna artica.
Mutación a
la nórdica
Durante décadas,
esas moléculas de DDT se han ido aposentado en los glaciares entre pesticidas y
otros contaminantes provenientes de las regiones cálidas del planeta. Este
proceso funciona de manera parecida a cómo el agua caliente se condensa en una
lata de Coca-Cola; los químicos del aire se depositan y acumulan en la altura. Así, en nuestra orbe han actuado de la misma manera y se han ido acumulando en las zonas más frias del planeta.
Puede que
no tengamos más glaciares para 2100 y
que el Ártico no exista más.
El DDT, por ejemplo
se dejó de utilizar en los años 70, pero se ha acumulado en los glaciares de
todo el mundo; en los alpes suizos o en la meseta del Tíbet. Tanto es así, que
en el Ártico se están liberando al agua de 1 a 4 kg de de DDT al año. Esa esta siendo la principal causa de muerte de fauna en el Ártico. Un fenómeno que se agrava aún más si tenemos en cuenta que una gran parte del DDT proviene también de los experimentos con bombas nucleares de mediados de los 50; cuando poco o nada importaba el Cambio Climático.
El Ártico
se encuentra en grave peligro
El Ártico se
encuentra amenazado por la triple amenaza del calentamiento global; la
explotación petrolera y, ahora, la aparición de amenazas biológicas. Es demasiado
y se estima que para 2050 ya no habrá nieve durante el verano. En el Polo
Norte. Los incendios del año pasado en Siberia y Canadá provocaron un gran deshielo
en el circulo polar al que ahora hay que añadir la explotación petrolera por
parte de compañías como Shell o Gazprom.
Las compañías petrolíferas han empezado su asedio a la reserva natural
del Ártico.
El constante miedo a la inestabilidad del precio del petróleo reabre de forma constante la idea de ir a por los hidrocarburos que quedan en el Polo Norte del planeta. El punto más austral del planeta se enfrenta a una extraña paradoja: el deshielo del hielo por el Cambio Climático pone en bandeja la explotación petrolífera. La inestabilidad de Oriente Medio abre la región a todo tipo de propuestas e intereses, tanto nacionales como corporativos, que quieren hacerse con la nueva baza en el mundo de los hidrocarburos.
El constante miedo a la inestabilidad del precio del petróleo reabre de forma constante la idea de ir a por los hidrocarburos que quedan en el Polo Norte del planeta. El punto más austral del planeta se enfrenta a una extraña paradoja: el deshielo del hielo por el Cambio Climático pone en bandeja la explotación petrolífera. La inestabilidad de Oriente Medio abre la región a todo tipo de propuestas e intereses, tanto nacionales como corporativos, que quieren hacerse con la nueva baza en el mundo de los hidrocarburos.
Más historias sobre
un lugar llamado Polo Norte:
Comentarios
Publicar un comentario