Si algo nos ha
dejado este Black Friday es un reguero de imágenes confusas sobre estanterías violentadas
en pleno acto de compra. Cazadores de furtivos de gangas se han lanzado a las
calles para llevarse su pedazo de una industria (la de la moda) que es la
segunda más contaminante del planeta tras la del petróleo. Es la responsable de
casi el 80% de los tóxicos que se lanzan al agua, también. La superproducción,
la contaminación de los ríos, y tierras de conreo y el uso excesivo de agua son los principales peros de la industria textil.
1. La industria de la moda está en el top 3
4. Setenta millones de malas razones
Se necesitan 70 millones de barriles diarios para alimentar el consumo diario de poliéster del mundo. Es la fibra más utilizada en nuestro sistema de ropa. Es un derivado plástico del petróleo que requiere serías cantidades de petróleo. Le toma 200 años descomponerse así que tendremos toda la basura del Black Fridays durante un buen tiempo más. Estamos creando las condiciones perfectas para que las futuras generaciones vivan en un mundo de desechos y carestía.
El triángulo amoroso entre plástico, petróleo y moda es uno de los puntos oscuros de la industria.
1. La industria de la moda está en el top 3
La producción de tejidos es un gran emisor
de carbono, que libera el equivalente a 1.2 billones de toneladas de Co2 en la
atmósfera, más que todos los vuelos internacionales combinados con el tráfico
marítimo. Produce alrededor del 12 % de todos los gases de efecto invernadero. Para bajar nuestra huella de carbono tenemos que empezar a ser mucho más
sostenibles con las compras. La industria de los combustibles fósiles y la moda están intimamente ligadas hasta tal punto que ya no se entiende la una sin la otra.
El sector de la
moda golpea duro a multitud de ríos y sus afluyentes.
2.
Prendas rápidas que paga otro
La industria del fast shopping está en el
ojo de todo este berenjenal estilístico. En Estados Unidos se compran cada día
alrededor de 80 billones de accesorios al año. Bangladesh, India y Pakistán son
las grandes fábricas desde donde salen estas nuevas manufacturas rumbo hasta el
agujero que hay en nuestros armarios. En el sudoeste asiático,
la tarifa media para un trabajador de la moda es de 1.14 euros/hora. No podemos
ser tan inocentes como para creer que aquello que compramos tan barato no tiene
repercusión en la vida de otras personas.
Gran parte de la contaminación provocada por
la industria téxil es en forma de coloración.
3. Un
camión de mierda al segundo
Cada
segundo 2.625 kilogramos de ropa son quemadas alredor del mundo o abandonadas
en basureros. Para que te hagas una idea, con todos estos desperdicios se
podría construir un Empire State una vez y media al día. Piras de ropa ardiendo liberan sus humos en los vertederos gigantes de ciudades como Islamabad, Delhi o Bangladesh donde se manufacturan gran parte de las prendas que gigantes como Inditex o Primark comercializan a precios realmente bajos.
Los desechos
de las textiles dan pie a enromes barriadas en Kalkuta, Benarés o Tamil Nadu.
4. Setenta millones de malas razones
Se necesitan 70 millones de barriles diarios para alimentar el consumo diario de poliéster del mundo. Es la fibra más utilizada en nuestro sistema de ropa. Es un derivado plástico del petróleo que requiere serías cantidades de petróleo. Le toma 200 años descomponerse así que tendremos toda la basura del Black Fridays durante un buen tiempo más. Estamos creando las condiciones perfectas para que las futuras generaciones vivan en un mundo de desechos y carestía.
El triángulo amoroso entre plástico, petróleo y moda es uno de los puntos oscuros de la industria.
5. Poliéster salvaje invade el mundo
Las
pequeños trozos de poliéster que caen nuestras ropas, son los culpables del 85
por ciento de los desechos del ser humano encontrados en las costas del mundo. En
2017, Greenpeace encontró microplásticos incluso en las aguas del Antártico.
Los restos de nuestros excesos se difunden hasta el último rincón del planeta. Allí, se quedarán durante miles de años porque se están adaptando a la cadena trófica sin ningún tipo de control y la fauna está empezando a dar síntomas de pasarlo mal.
Los plásticos de este mundo han llegado ya hasta la Antártica, es brutal.
6. Veinte mil litros de agua por kilo de algodón
El algodón es biodegradable y no contamina al lavarse. Producir un kilo de algodón es suficiente para crear una camiseta y tejanos, gasta alrededor de la misma agua que una persona en 13 años, de acuerdo con Oxfam. En una época donde el acceso al agua se está convertiendo en una razón poderosa que separa a los ricos de los pobres y que mueve a miles de personas a realizar largos caminos para vivir una vida mejor.
7. Las fábricas de ropa son un peligro
La producción téxtil requiere de agentes químicos que necesitan ser diluidos a través del agua y eso genera una gran huella de contaminación, convertiendo la polución del agua en un gran problema. Un truco muy bueno es ver que la ropa que vamos a comprar muestre etiquetas como "Oeko-Tex" que aseguran que los compuestos utilizados no eran agresivos con el medio ambiente.
La producción téxtil requiere de agentes químicos que necesitan ser diluidos a través del agua y eso genera una gran huella de contaminación, convertiendo la polución del agua en un gran problema. Un truco muy bueno es ver que la ropa que vamos a comprar muestre etiquetas como "Oeko-Tex" que aseguran que los compuestos utilizados no eran agresivos con el medio ambiente.
Mano de obra en estado de semiesclavitud propulsa las fábricas
que nos visten.
8. Se fuma el 25 del pesticida mundial
El 90% del algodón está genéticamente modificado y debido a eso puede ser espolvoreado con químicos que matan insectos y otras pestes. Sus cultivos son espolvoreados con tóxicos para asustar a las plagas y de allí al ecosistema y a las cadenas alimentarias. Estamos hablando de un proceso que de elaboración para el que se utiliza casi un cuarto de todos los pesticidas mundiales, con lo que esos produce a las capas de la atmósfera.
Los pesticidas y los transgénicos
son una dupla con un largo historial de problemas.
9. Si no es ético no es sostenible
No hay dudas que navegar que en los mares
llenos de plástico de la moda rápida no es sostenible, ni ético. Pero en este
Black Friday, a medida que el mundo se prepara para la emergencia climática, es
responsabilidad nuestra hacer mejores elecciones. Comprar menos (y hacerlo mayor)
es una de las claves para mejorar la
industria de la moda y hacerla mucho más sostenible.
¿Merece la pena acabar con el mundo por estar trendy e ir a la moda?
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