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¿Los incendios de Australia son culpa del Cambio Climático?

Durante este año 2019, hemos visto como prendían los bosques boreales (desde Alaska hasta los confines de Siberia) en un reguero de fuegos que también han padecido territorios totalmente alejados como Australia o el Amazonas. ¿Realidad climático o simple coincidencia? Los incendios forestales son normales durante esta etapa del año en Australia, pero las ventiscas de fuego jamás habían aparecido con esta intensidad en las áreas de Queensland o Gales del Sur.



De acuerdo con la Agencia de Meteorología Internacional, Australia ha pasado su cuatrimestre más cálido desde 1910. En el período que comprende entre enero y octubre de este este año, la temperatura alcanzó varios picos máximos en la historia del país.  La causa de estos incendios que han asolado Australia está en el aumento de la temperatura, del alargamiento del período de sequías y su relación con el descenso de la humedad. También pesa el adelgazamiento de la Antártida. 

¿Cuál es el rol del Cambio Climático en los incendios?
El Cambio Climático no provoca los incendios que se están provocando en Australia, pero sienta los precedentes para que ocurran. Un nombre de factores contribuyeron a la propagación de estos brutales incendios: la sequedad del ambiente, la velocidad del viento y la falta de humedad. Todos factores, en mayor o menor relación, están relacionados con el Cambio Climático.


             La situación de los incendios en Australia es crónica y no se encuentra una solución.

El centro de Investigación meteorológica avisa que Australia se ha calentado en 1C desde 1910 y de que las temperaturas subirán en el futuro. El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático dice que es “extremadamente probable” que el incremento de emisiones de gases de efecto invernadero desde mitades del siglo 20 sea la razón del aumento del fuego.  El centro Australiano del Fuego y los Desastres Naturales avisa de que los incendios pueden ir en aumento. 


Australia está bajo asedio

Australia está bajo asedio del fuego. El pasado martes más de 100, 000 personas fueron desalojadas de uno de los suburbios de Melbourne.  Las autoridades del país australiano están desalojando cinco suburbios de la capital australiana ante el avance de unos fuegos que ya han quemado 100 hectáreas de terreno circundante a la ciudad. Las llamas ya han acabado con más de 1,000 casas y acabado con la vida de un bombero.



           
            Los carteles de evacuación decoran los barrios de Bundora a 10 kiómetros al norte de Sidney.

Las condiciones de los fuegos se recrudecieron el viernes pasado cuando las temperaturas alcanzaron los 47º en el oeste de Australia y 40º en toda la región, incluyendo la usualmente temperada Tasmania. La tormenta tiene tal calibre que ha creado su propio sistema de tormentas que retroalimentan el fuego.  Los fuegos de Oceanía están creando sus propios ‘pyrocumulonimbus’ (nubes creadas por el fuego)  que han alcanzado altitudes de hasta 16 kilómetros.  Los rayos de estos nubarrones dejan caer rayos que retroalimentan los fuegos.


Glaciares de color marrón en capa caída
Los fuegos de Australia están afectando también a los glaciares de la vecina Nueva Zelanda. Los incendios de la gigantes isla nación del pacífico están transportando sus cenizas al vecino oceánico a través de la corriente de aire que circula entre ambos países. Los glaciares se están enmarrociendo por el polvo del incendio. Una corriente de aire está transportando los restos de las llamas hasta el vasto sistema montañoso que conforma las islas de Nueva Zelanda y Tasmania.

     
                 Los incendios están proyectando sus cenizas hacia la atmósfera y la islas vecinas.

El professor Andrew Mackintosh, jefe del centro de investigación de la Antártida, asegura que estos incendios tienen el potencial para “acelerar el deshielo de los glaciares entre un 20 y un 30%". Hay que recordar que durante estos incendios en Australia han muerto casi 500 millones de animales y que la flora se ha visto afectada de manera irreparable. No es un caso aislado de este año: las altas temperaturas han aumentado la intensidad de los fuegos estacionales en la Amazonía y los bosques boreales de Canadá y Rusia. 

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