Cada
año se descubren 20.000 especies nuevas entre plantas y animales, como el
saltamontes rosa o la araña Griffindory. Aunque, nadie esperaba la llegada del
primer ser híbrido al natural: el
plasticrust. Se trata de un inquietante híbrido (auna líquenes, algas y
roca) que se está aposentando en las costas de Portugal. Hay quien la ha
bautizado como la "especie del Antropoceno" (era del hombre). Se ha
convertido en el primer ser híbrido del planeta, al fusionar la materia inerte del Polietileno con otros compuestos vivos como las algas o el plancton.
Desde
2016, un equipo de ciencias medioambientales y marinas de Portugal (MARE),
liderado por el biólogo Claudio Mare, ha monitorizado la acumulación de plásticos
en la costa de la isla volcánica de Madeira, observando como el polytileno
descompuesto llegaba a la costa y se acumulaban en las rocas. Allí, se
han fundía con el liquen y otros hongos dando lugar a esta mutación conocida
como "Plasticrust". Una nueva especie mitad plástico, mitad ser vivo.
Los científicos temen ahora que salte a la cadena alimentaria de la mano de cangrejos
y otros animales marinos que campan por las playa de esta bella isla
portuguesa.
Ficha técnica del
Plasticrust
Los primeros
avistamientos de Plasticrust se produjeron en las costas de la isla de Madeira,
Portugal. Probablemente, hayan llegado de alguna de las múltiples islas de
plástico que tapizan el océano Atlántico. El Plasticrust es similar a "si
alguien hubiera dejado pegado un chicle a una roca", aseguran los
investigadores del MARE. Curiosamente, esta formada híbrida de vida utiliza el
caparazón de los líquenes, y dentro aloja las virutas de microplásticos. Se convierte así en
una especie de crustáceo con cuerpo orgánico y corazón de plástico.
La extraña
simbiosis entre plástico, líquenes y roca ha sido objeto de estudio por la
ciencia.
Y es que el
Plasticrust se propaga rápido y deja huellas profundas. Sus marcas permanecerán
en los fósiles de las rocas, siendo material de estudio para las futuras
generaciones. Su composición es curiosa: está formando, en su mayoría, por
Polytileno; el compuesto que sintético que forma la mayor parte de los microplásticos.
Pero también de algas: la conocida como Littorina Littorea; una conocida alga comerdora que
confunde estos plásticos con comida. Es un curioso ejemplo de cómo la naturaleza puede adaptarse a un elemento a priori tan invasivo como lo es el plástico. Y de cómo puede convertirlo en parte de un sistema orgánico a pesar de las evidentes diferencias en la composición de ambos.
Un problema de 8 toneladas
Los
científicos temen que este tipo de absorción plástica de la fauna plástica
escale rápidamente y afecte a otras especies. La principal preocupación de los
biólogos del MARE en Portugal es que los pequeños animales de la playa comiencen a alimentarse de
este nuevo compuesto híbrido y que escale así los peldaños de la cadena
trófica. Sobre todo después de que el año pasado se encontrará una ballena muerta con 80 kilos de plástico en el mar de Filipinas o restos de microplásticos en la Antártida. Lo queramos o no, el plástico está en todas las capas de nuestros óceanos y está avanzando hacia nosotros.
Un séptimo continente de basura se desarrolla a lo largo y ancho del Atlántico.
La
polución plástica está ahora en todos lados de nuestros océanos: desde las
fosas más hondas hasta las barrigas de las aves. Ahora, este crustáceo plásticoso
podría invadir próximamente nuestras playas con sus indefinibles parches azules. Un estudio de hace escasos días en el Science
of the Total Advertiment asegura que este invasor azul ha aumentado un 10%
su presencia en las playas de la isla de Madeira. Y que avanza a través de la
cadena trófica a medida que pequeños elementos playeros como los gusanos o los
caracoles marinos se alimentan de este crustáceo mutante en su camino por las
pequeñas capas basálticas que componen las rocas de las playas de Madeira.
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