Durante la crisis del coronavirus, hemos visto como cantidades ingentes de dinero se ha teletransportado rápidamente desde el universo de los combustibles fósiles al emergente mundo de las renovables. Es el despertar de la llamada “economía verde”. Un movimiento de capital hacia iniciativas sostenibles que pretende alinear a la industria con los estándares de los Acuerdos de París; una transición económica que muchos etiquetan de “nuevo capitalismo verde” o “finanzas sostenibles”. Una transición que no está dejando a nadie indiferente y que cambiará el juego.
Resulta interesante que la crisis climática se resuelva en clave del mismo sistema corporativo que la descuidó hasta el extremo, con el objetivo más o menos cumplido de sacar adelante a la sociedad. La nueva economía verde y la vieja mercantilización de la naturaleza deja un sabor de boca ambiguo, sobre todo cuando el vector de cambio es el tecnológico y los recursos salen de lugares bastante oscuros. ¿Podrá esta nueva economía ‘verde’ retrasar el punto de quiebre del planeta proyectado para 2100? Las preguntas se acumulan mientras las manecillas del reloj siguen corriendo hacia la mitad del siglo.
¿Podemos crear un sistema económico más verde?
Sin
embargo, la pregunta permanece: ¿Podemos salvar al planeta basándonos en relaciones mercantiles? O debemos hacer algo más: ¿Entender el sistema económico
como un todo conectado con el ambiente? Preguntas y más preguntas que nos
llevan a los albores de una sociedad utópica donde la naturaleza es un bien
social o donde es un bien que actúa en favor de las empresas. De momento, es
tan solo una idea pero el FMI avisa que es Conditio Sine qua non si queremos haciendo negocios.
La maquinaria de la ecología verde se ha puesto en marcha tras la pandemia del corona.
El objetivo del nuevo Green Deal es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en orden de mitigar las peores consecuencias del Cambio Climático. Se dice que el mundo entero debe alcanzar la neutralidad de emisiones para 2050 o tirar la toalla. Para conseguirlo, los gobiernos deben reducir dramáticamente los niveles de contaminación; y para ello, elaborar un tejido en el que el capital privado tendrá un papel (¿relevante?) como cabría de esperar en nuestra sociedad. Las cartas ya se están barajando. ¿Tú cómo lo ves? ¿Deberíamos emitir bonos negociables de carbono o buscar una solución más ambiciosa?
¿Cómo
vamos a resolver el calentamiento global?
El
objetivo del nuevo Green Deal es reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero en orden de mitigar las peores consecuencias del Cambio Climático. Se
dice que el mundo entero debe alcanzar la neutralidad de emisiones para 2050.
Para conseguirlo, los gobiernos deben reducir dramáticamente los niveles de
contaminación; y para ello, elaborar un tejido en el que el capital privado
tendrá un papel (¿relevante?) como cabría de esperar en nuestra sociedad. Y la
pregunta que todos nos hacemos: ¿Quién o qué será el motor del cambio?
El objetivo del nuevo Green Deal es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en orden de mitigar las peores consecuencias del Cambio Climático. Se dice que el mundo entero debe alcanzar la neutralidad de emisiones para 2050. Para conseguirlo, los gobiernos deben reducir dramáticamente los niveles de contaminación; y para ello, elaborar un tejido en el que el capital privado tendrá un papel (¿relevante?) como cabría de esperar en nuestra sociedad. Y la pregunta que todos nos hacemos: ¿Quién o qué será el motor del cambio? El tiempo que nos queda ya no es demasiado y las decisiones deben ser rápidas.
Ideas en medio de la tormenta
Paradójicamente, grandes multinacionales del pasado fósil como BP, Shell o Texaco (pero también ‘nuevas’ caras como Amazon, Microsoft o Tesla) están presionando en los despachos de USA para que se instituya un sistema de bonos de carbono. La razón no es que quieran que se contamine menos, sino que el gobierno no imponga restricciones a la contaminación como parte de una nueva manera verde de entender la política. Este es el debate de actualidad en Estados Unidos y deja un sabor de cierto retraso.
La Tierra registra los mayores niveles de concentración desde la historia reciente.
Para mantener el #Cambio Climático
bajo control, la economía necesita estar completamente descarbonizada para
2050. Pero, (y es un pero importante) para lograr esto se deben implementar
cambios en los próximos 11 años. Una tasa de carbono se asume insuficiente. Si hubiéramos
implementado estas regulaciones a mediados de los 70 (cuando se sabía de este
problema) habrían sido suficientes, pero ahora ya no. Para 2100 se calcula que la temperatura media del planeta habrá subido 3.7º y de eso no hay escape sin elecciones.
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